PRUEBA: Alpine A110 1300 FASA-Renault (1972)
Conducir un Alpine A110 de 1972 es una experiencia única, pura y sin filtros. El coche huele a gasolina, vibra desde el primer momento, el sonido de su motor es simplemente perfecto metiéndose en tu cabeza directamente, siendo además un coche duro de dirección (sobre todo en curvas lentas), frenos y suspensión.
En el A110 hay que currárselo; no tiene unas levas detrás del volante que en cuanto necesitas bajar un par de marchas das dos toques y ya lo tienes; o donde tienes una dirección que se va aligerando a medida que bajas la velocidad.
No; este es un coche clásico donde conducirlo te remonta a como era conducir un coche deportivo hace 45 años. Hacían falta muchas más manos, muchísimas, para ir rápido de manera segura y exprimir el coche hasta sus límites.