PRUEBA: Ford Ranger RAPTOR (2023). ¡Así sí!

PRUEBA: Ford Ranger RAPTOR (2023). ¡Así sí!

Más caro, sí, pero mucho mejor que el diésel de anterior generación

Tras solo 4 años en el mercado Ford ha renovado la versión más deportiva y radical de su pick-up/camioneta Ranger, la brutal RAPTOR, mejorándola en todos sus aspectos. Su aspecto es todavía más espectacular, el motor diésel de 4 cilindros da paso ahora a un V6 gasolina de 3 litros y casi 300CV, el interior rediseñado casi por completo ahora sí se siente especial y ¡por fin el RAPTOR suena como debe! 

Bastan 3 segundos dentro de esta ¿pick-up deportiva? preparada por la división de FORD PERFORMANCE para ver el esfuerzo realizado en que uno se sienta especial a sus mandos en todo momento. La parte menos buena es su precio porque para disfrutar de verdad del RAPTOR hay que desembolsar 8.000€ más en esta versión gasolina que en el 2.0 diésel de la anterior generación.

¿Merece la pena esta nueva generación?

 Sigue leyendo para salir de dudas.

Dos coches muy parecidos pero a la vez MUY diferentes.

Pero…¿esto qué es? 

La versión RAPTOR toma como base la pick-up de Ford que vende en Europa, la Ford Ranger. Si no la conoces, te recomiendo que te leas antes el artículo del RAPTOR de anterior generación donde encontrarás todos sus detalles. Pero para que te hagas una idea rápida, el enfoque habitual de este mastodonte de casi 2.5 toneladas es más de vehículo industrial que de deportivo. 

Pero alguien en FORD PERFORMANCE hace ya unos años, en una mañana de lucidez mientras descansaba su mente de tanto pensar en Focus ST, Pumas ST y Mustangs pensó que…¿por qué no? ¿Por qué no hacer una versión deportiva, burra, muy «a la Mustang» de esta camioneta? Y tras el tonteo de la primera generación (tienes la prueba aquí) donde su motor diésel se quedaba algo escaso en pegada y sonido, Ford ha decidido hacer las cosas mejor. 

Esta segunda generación mantiene todo lo que ya lo hacía especial -chasis de travesaños y largueros, eje rígido trasero, suspensión delantera de triángulos superpuestos con brazos forjados de aluminio, amortiguadores Fox Live Valve (el 50% del éxito de este coche) y diferenciales trasero bloqueable, entre otras muchas cosas- pero trae bajo el brazo muchas mejoras: 

  • Motor gasolina 3.0 EcoBoost biturbo de 6 cilindros en V (también se ofrece el 2.0 diésel EcoBoost biturbo de 4 cilindros y 210CV),
  • Diferencial central bloqueable,
  • Doble salida de escape trasera,
  • Un exterior totalmente rediseñado, con una apariencia aún más imponente,
  • Faros LED matriciales (parece una tontería pero si te pilla la noche por caminos se agradecen y mucho),
  • Un interior totalmente rediseñado ahora con dos grandes pantallas (12,4″ en el cuadro de instrumentos y 12″ para la pantalla táctil central),
  • Mucha información 4×4 ahora bien visible en la pantalla central (cámara 360º, ángulos de vadeo e inclinación, etc…)

Con «R» de RAPTOR

Todos esos cambios se hacen notar rápido. Nada más montarme en él veo que es menos rudo, se ha sofisticado en su interior y da la sensación que Ford ha puesto mucho más cariño en esta segunda generación del RAPTOR ahí donde mire.

La gran novedad para los millennials serán las dos enormes pantallas pero yo ya estoy salivando con lo que acabo de ver: en el volante hay un botón con un dibujo de un volante (valga la redundancia), otro con la forma de un amortiguador, otro con una salida de escape pintada y un cuarto todavía mejor con una «R» de RAPTOR. Esto no estaba antes y ahora permite configurar TODO a voluntad: 

  • Dirección: Normal, Confort o Sport 
  • Suspensión: Normal, Sport u Offroad
  • Sonido del escape: Silencioso, Deportivo, Normal y Baja. 

El botón del volante con la letra «R» de Raptor selecciona el modo personalizado donde se puede configurar todo a tu gusto.

Además, Ford ha añadido una ruleta en el túnel central que permite ir cambiando de modos de conducción (Normal, Sport, Resbaladizo, Baro/baches, Arena, Baja y Lento/Rocas; cada uno con unos gráficos específicos en el cuadro de instrumentos) y cambiar el tipo de tracción (2H: tracción trasera, 4A: tracción total automática, 4H: tracción total 50%-50% con el diferencial central bloqueado y 4L: reductora) algo que antes era menos cómodo de hacer con los burdos botones del volante.

Es decir: es todavía más «offroader» que antes y es totalmente configurable a mi gusto. No puedo esperar más. Tras recibir el saludo del enorme Raptor que aparece en el cuadro de instrumentos -ya puestos, podría haber sido del mismo color que este RAPTOR, como hace Tesla, pero se lo perdonaremos por lo que viene ahora-, pulso el botón de arranque y un estruendoso bramido retumba por las paredes del garaje. Inmediatamente mi cabeza viaja a hace unos meses cuando hice lo mismo en el mismo sitio con un Ford Mustang Mach 1.

¡Cómo suena!

Salgo del garaje con bastante dificultad y mientras circulo por Madrid me noto totalmente fuera de lugar. Es igual de ancho que la anterior generación (¡más de 2 metros!) pero la forma del capó ahora más horizontal y cuadrada hacen que parezca más grande todavía. La señora del coche de al lado me mira extrañada desde su Toyota Yaris viendo como su techo queda a la altura de mi asiento…parece increíble que puedas comprarte un coche así, pero se puede y agradezco a Ford que siga haciendo realidad los sueños de muchos niños grandes (entre los que me incluyo sin pudor). 

Pero volvamos al interior. El volante es grueso y redondo, está forrado en un cuero muy agradable con una generosa línea roja en su parte superior y aparte de los mencionados botones que tienen el típico tacto robusto y duradero de Ford, detrás aloja dos grandes levas de acero. Curiosamente son más pequeñas ahora pero quedan mucho mejor en este color gris oscuro que en el gris paloma mate anterior que inundaba su interior. 

Aquí el color que predomina es un naranja (casi rojo) que recorre todas las salidas de ventilación, el logo RAPTOR de la parte inferior del volante y los pespuntes tanto aquí como en los asientos, pero de ellos te hablaré luego. Necesito salir de la ciudad…

PASEO AL VOLANTE: UN MUSTANG CON PIEL DE 4X4

Entro en la primera pista de tierra con el modo 2H activado (por carretera prefiero llevarlo así para bajar los consumos, que se avecinan «interesantes») y tras solo dos curvas este RAPTOR vuelve a hacerme sonreír como ningún otro 4×4 ha conseguido tan rápido. Basta insinuar con el pie derecho un poco de maldad para que el RAPTOR me siga el juego y deje que su caja trasera se balancee suavemente. 

Activo el modo 4A y parece como si en la caja trasera alguien hubiese echado unos cuantos sacos de tierra y puesto pegamento en los neumáticos. El RAPTOR se agarra a este terreno de tierra suelta y piedras de manera muy efectiva y va plantando en mi cerebro una necesidad cada vez más impaciente: activar el modo BAJA. 

Aunque al viajar por la ruleta de modos de conducción este modo parece uno más, cuando lo seleccionas y recorres varias pistas rápidas con él te das cuenta que el coche ha sido diseñado por y para este tipo de conducción. Este modo desactiva el control de tracción parcialmente (el de estabilidad sigue latente), permite a la suspensión sus recorridos máximos, pone el escape en el modo más ruidoso, el acelerador en el más sensible y configura la caja automática de tal manera que permita llevarlo siempre al corte sin cambiar de marcha. 

Y créeme que una vez lo hayas experimentado, no habrá otro modo que quieras utilizar fuera del asfalto. El espectacular sonido que produce este V6, el silbido de la descarga de sus turbos y el bramido que sale por el escape es tan brutal que es fácil emocionarse y encontrarse hundiendo el pie derecho hasta el fondo a la salida de las curvas y apurando las marchas entre ellas sin miedo ninguno a morir. 

Es en este momento en el que me doy cuenta que a mi no me valdría la versión diésel en este coche.

Porque por suerte los frenos están a la altura, aunque curiosamente los discos delanteros son un poco más pequeños ahora, 324mm vs. 332mm antes. El tacto de pedal es algo blando pero fácil de dosificar y tiene una buena resistencia a la fatiga para el peso del conjunto. Bien es cierto que buena parte de este éxito -así como del coche en general- está relacionado con los neumáticos.

Son unos BF Goodrich AllTerrain T/A K02 de tacos que sin ser incómodo en el día a día por carretera, permiten un agarre fuera de serie en cuanto la abandonas. Por la época del año las superficies no son tan complicadas como en invierno pero la inmediatez con la que responden al jugar con el pie derecho transforma por completo la experiencia de conducción en cualquier superficie fuera del asfalto. En carretera eso sí hay que llevar algo de cuidado porque estas 2,5 toneladas se mueven más de la cuenta y los BF Goodrich chillan avisando que no están aquí en su salsa. 

Pero la suspensión sigue siendo sin duda alguna la principal característica del RAPTOR. Sus amortiguadores FOX Live Valve (ver más detalles aquí) con válvulas activas ahora alojan un aceite al que se ha añadido Teflón para reducir las fricciones internas en un 50%. En la realidad yo no he sido capaz de notar esa diferencia con respecto al anterior, teniendo siempre la máxima confianza en una suspensión capaz de absorberlo absolutamente todo sin descolocarme del asiento. Sin extraños, sin latigazos en el volante ni bruscos saltos en el asiento, el RAPTOR vuela por surcos, piedras, roderas,…¡TODO!

En cuanto a la dirección, aquí no hay sorpresas. El radio de giro es descomunal (13m) y la desmultiplicación de la dirección más de lo mismo (¡17,6:1!…para que te hagas una idea un Ford Focus tiene una desmultiplicación de 14,3:1) pero se nota muy «Ford». Tiene esa tendencia a volver al centro y es más firme de lo que esperaba, pudiendo utilizarse para viajes por autopista sin tener que estar constantemente corrigiendo la dirección en un Jeep Wrangler, por ejemplo.

Este RAPTOR equipa un «indicador de rendimiento del cambio». Este permite fijar unas revoluciones en el cuentarrevoluciones pintando una línea amarilla en ellas y que el coche te avise acústica y visualmente cuando las alcanzas. Para conducción Offroad por terrenos muy sueltos puede ser especialmente interesante como por arena, hielo, etc…

En conducción Offroad más extrema es donde quizá más sorprende. Su sistema de tracción es realmente inteligente y, de nuevo gracias a unos neumáticos pensados para esto, permite subir por cualquier sitio. Tiene bloqueos de diferencial central y trasero, control de sendero (algo así como el modo Crawl del Land Cruiser) donde el coche se mueve por cualquier terreno a una velocidad constante marcada por el conductor y tiene una buena altura libre al suelo (265mm) por lo que no suele quedarse empanzado -cosa que temía por su enorme batalla (¡3,27m!). 

Pero no te voy a engañar, lo que me pide el cuerpo es volver a las pistas rápidas y buscar El Salto®. Tras más de una hora dando vueltas y vueltas por fin encuentro una pequeña loma de las que dan «revoltorio» en el estómago cuando paso rápido por ella y que no puedo dejar pasar. Doy la vuelta, cojo carrerilla, activo el sistema de Launch Control y salgo disparado. La caja de cambios respeta mis deseos suicidas apurando las marchas y apurando 2ª al corte llego a la susodicha loma…

Mi corazón se detiene unas décimas de segundo mientras el RAPTOR empieza a despegarse tímidamente del suelo y se acelera en el momento en el que vuelvo a tocar el suelo. ¡Qué suavidad! Mi espalda esperaba el típico golpe seco pero de nuevo la suspensión ha absorbido el golpe de manera sobresaliente. Días después me entero que la suspensión tiene unos sensores específicos que controlan el recorrido de los brazos y ¡preparan los amortiguadores en pleno vuelo!. Si con esto todavía el coche no te ha ganado…es que estás en la página web equivocada. 

Con la adrenalina disparada sigo recorriendo pistas y más pistas desiertas y con buena visibilidad dejando una enorme estela de polvo con una enorme sonrisa en la cara. Esa misma que llevaba al volante del Ford Mustang 5.0 GT. El coche suena bien, se mueve muy bien en su terreno y sobre todo emociona. La velocidad estratosférica a la que se puede circular por pistas  solo compite con la seguridad que transmite a los mandos. En ningún momento tengo la sensación de estar «perdiendo el coche» gracias a un control de tracción/estabilidad bien tarado para cortar de manera muy tímida solo cuando nota que la trasera va a intentar adelantarte. 

La aceleración no es tan brutal como la del Mercedes-Benz G400d pero se queda muy cerca y como va acompañada de esta especial banda sonora se hace mucho más divertida. Algo que no puede decirse igual del consumo. Tras 11h de conducción mi media ha sido de 13,6l/100km por lo que para el día a día haría de la gasolinera tu segunda casa pero seamos sinceros…esta cifra en este coche es irrelevante…

El cambio de marchas automático de convertidor de par con 10 marchas no es lo más sensible del conjunto y cuando le aprietas las tuercas a este RAPTOR se notan pequeñas sacudidas, pero no llega a resultar incómodo. 

Paseo por el interior: un cambio que se nota y se agradece

Con solo abrir la puerta se descubre cómo el RAPTOR se ha sofisticado en esta nueva generación. Los materiales al tacto están ahora más trabajados: telas tipo neopreno, plásticos algo más blandos, cuero menos «plasticoso» y un túnel central coronado por una palanca de cambios menos rudimentaria y la ruleta y botones para conducción Offroad que te comentaba antes.

En el centro ahora una pantalla central al estilo Ford Mustang Mach-E se posiciona de manera muy vertical y aglutina todas las funciones del coche a excepción de los botones principales de radio y climatización. Para mi gusto da demasiado reflejo y se queda algo escasa la información que muestra (echo en falta unos relojes de presión de soplado de los turbos, fuerzas G,…cosas de esas frikis que son «gratis» pero que tanto nos gustan) pero se lo perdono al incluir ahora sí muchísima información Offroad al seleccionar este modo. Monta cámaras delanteras, laterales y traseras y muestra el ángulo de las ruedas y el de vadeo, especialmente interesantes cuando estás en la cima de una loma y no ves nada delante (literalmente). 

El volante tiene pespuntes en color naranja rojizo a juego con otras muchas zonas del interior como aireadores de ventilación o los laterales de los asientos, manteniendo cierto toque «racing». Las levas tras el volante son ahora algo más pequeñas pero siguen teniendo un buen tacto metálico y, como te decía antes, se agradece que Ford no las haya pintado en el gris paloma anterior que tanto llamaba la atención. 

Los asientos son muy cómodos, anchos y con pétalos generosos (aunque una banqueta más larga no le vendría mal) y tienen regulación eléctrica y calefacción. Son anchos pero sujetan el cuerpo perfectamente gracias a unos pétalos generosos y encima son atractivos. Tienen partes tapizadas en cuero y alcántara con detalles en naranja. Las plazas traseras son también generosas. 

Otro salto significativo con respecto a su predecesor es el cuadro de instrumentos. Sigue siendo sencillo en su disposición -dos enormes relojes y una zona central para mostrar información- siendo ahora todo pantalla. Ya no hay que estar acercando los ojos a la diminuta pantallita que tenía el anterior para ver si está bloqueado o no el diferencial trasero, ahora se aprovecha el espacio disponible incluso para mostrar un «baile» diferente con un RAPTOR virtual al ir cambiando entre modos de conducción.  

Es por tanto un interior ahora sí a la altura del precio del coche. Porque aunque es menos carismático que los de un Jeep Wrangler o un MB Clase G, este RAPTOR deja atrás esa sensación de estar en un vehículo industrial con toques deportivos. El sistema de sonido Bang & Olufsen, la robustez con la que están montados todos sus materiales, la textura de sus materiales y las enormes pantallas hacen que parezca que estoy en un modelo totalmente nuevo. 

El RAPTOR dispone en el techo de 6 interruptores auxiliares «Upfitter» que pueden utilizarse como interruptores para cualquier accesorio como luces de techo LED, remolque, etc… con tomas ya cableadas hasta diferentes zonas del vehículo: capó, frontal y trasera. 

Paseo por fuera: ¡menudo bicho!

Olvídate de las vergüenzas al conducir el Ford Ranger RAPTOR porque te vas a sentir observado y mucho. Este color naranja («Naranja Code») tampoco ayuda a pasar desapercibido pero son sus dimensiones y el rugido del escape las que hacen a la gente girar la cabeza cuando pasas. En otros mercados están más acostumbrados a este tamaño de vehículos pero aquí, donde los compactos y los SUV pequeños poblan las carreteras, te sientes a veces como a bordo de un Monster Truck.

Mantiene una estética similar al anterior RAPTOR pero ahora se nota un coche más maduro, más adulto -si es que un coche así puede catalogarse como tal- y en general más agradable de mirar que la anterior generación donde los faros delanteros se hacían algo pequeños. Ahora la caja trasera enrolla su persiana de manera eléctrica y no con un tirador y las dos colas de escape son claramente visibles a ambos lados del paragolpes trasero. 

Aunque tiene una buena visibilidad, tiene un par de avisadores de punto ciego trasero que como curiosidad tienen sus sensores integrados dentro de los pilotos traseros.

Conclusión: así sí.

Ahora sí es un coche sincero. Es un coche que proporciona el nivel de emociones de que te esperas o incluso las excede. La respuesta y sonido del motor ahora sí están en ese punto de «desmadre» que el coche evoca al verlo por fuera, disfrutando al volante de un absoluto deportivo de campo. 

El sonido del escape, los modos de conducción -en especial el modo BAJA- y la posibilidad de modificar suspensión, dirección y escape fácilmente desde el volante hacen que se pueda jugar con este juguete ahora de una manera mucho más divertida y directa. 

Lo que echo de menos siempre en los Todoterrenos cuando los conduzco es que son demasiado serios; como si por ser un poco granujas arruinase sus capacidades offroad. Este Ford Ranger RAPTOR con motor de gasolina V6 se quita esa careta y les demuestra que se puede ser MUY efectivo fuera del asfalto y además ser MUY DIVERTIDO. 

El anterior Ford Ranger RAPTOR me dejó un sabor agridulce. Sus críticas eran tan buenas que me esperaba un coche espectacular. Ese coche ha resultado ser esta segunda generación, un auténtico misil 4×4 que consigue despertar al niño que todos tenemos dentro y que nunca deberíamos dejar que se apagase. 

Así sí, Ford; ¡así sí!