PRUEBA: Porsche Boxster 986.2 (2003)
El Porsche Boxster es ingeniería en estado puro. Es Porsche siendo Porsche. Fue el patito feo de la familia de Stuttgart apareciendo de la mano del 911 peor valorado de la historia con quien compartía elementos estéticos y mecánicos.
Pero irónicamente esta unidad pintada en amarillo pollo es la prueba viviente de que los prejuicios son inútiles. El Porsche Boxster de primera generación es un auténtico deportivo para mayores, no un coche de paseo.
Es duro, ágil, directo y gracias a su motor central, se mueve por carreteras de curvas como una auténtica lapa carente de inercias. ¿Será mejor que un BMW Z4? ¿Y que un Honda S2000?
Solo hay una manera de descubrirlo.