PRUEBA: Mercedes-AMG GLB 35 4MATIC (2023)

PRUEBA: Mercedes-AMG GLB 35 4MATIC (2023)

¿Es este el SUV premium de 7 plazas más barato?

El Mercedes-Benz GLB es un coche raro pero es la compra inteligente si buscas un SUV de esta marca. ¿Por qué? Pues porque es una versión estirada de GLA con quien comparte plataforma, lo que le permite ser mucho más ligero (casi 100kg menos) y barato (12.000€ menos) que el superventas Mercedes-Benz GLC con el que determinado colectivo de compradores pudientes y empresas de renting parecen estar obsesionados.

Y eso que miden prácticamente lo mismo (sólo 8cm menos) y el GLB puede ser un 7 plazas, al montar una tercera fila de asientos con 2 anclajes ISOFIX adicionales; algo que ni el GLC ni ningún SUV de su segmento como los BMW X1, Alfa Romeo Tonale, Audi Q3, etc…ofrece. 

Esta versión es la más potente, especial y por supuesto cara, del GLB: el Mercedes-AMG GLB 35 4Matic. Un coche muy desconocido y que por eso está aquí. Porque nos gustan los coches diferentes. Tiene un motor de más de 300CV, tracción total, discos perforados con pinzas de 4 pistones y un tarado de suspensión bastante agresivo.

Empecemos.

Pero…¿Esto qué es y qué hace en Saber de Coches?

Para aligerar la espera de la llegada del controvertido Mercedes-AMG C 63 S, la marca nos permite probar este SUV deportivo y no me he podido negar. Sí, es un SUV en toda regla pero al ver que acelera de 0-100km/h en 5,5s cuando el nuevo Honda Civic Type R 2023 lo hace en 5,4s ha despertado mi curiosidad. 

Equipa el mismo bloque motor de 2.0 litros (1.991cc) de la gama «45» de AMG con turbocompresor de doble entrada, limitándolo aquí a 306CV entre 5.800rpm y el corte, y un par motor de 400Nm entre 3.000 y 4.000rpm. Así que ya sobre el papel, se adivina que su tacto será similar a sus hermanos mayores de más de 400CV donde la «chicha» probablemente empiece a las 3.500rpm y no termine hasta la zona roja. Veremos luego si es verdad. 

En este caso, se integra como novedad sobre el GLB 35 de 2019 un pequeño motor eléctrico de 14CV que apoya en momentos puntuales, algo que al volante no se nota en ningún momento. No consigue por ello la etiqueta medioambiental ECO y se queda con la etiqueta C, pero no haremos ascos a más punch, y más en este motor que es característico por tener pocos bajos. 

En vacío pesa 1.810kg según la marca, es decir, 240kg más que lo que pesa un Mercedes-AMG A 35 -el compacto con el que comparte motor y mecánica prácticamente al completo-, por lo que las expectativas a la hora de rendir en carretera de curvas no son muy altas. Pero no tiremos la toalla sin haber empezado porque lo que hereda es muy interesante:

  • Tracción integral gracias a un embrague multidisco que permite enviar hasta el 50% a las ruedas traseras (la gama «AMG 45» monta dos embragues mutlidisco, uno para cada palier trasero),
  • suspensión totalmente revisada con subchasis y manguetas traseras nuevas, amortiguadores de dureza variable (es un opcional que cuesta unos 1.500€, aunque en otros países va de serie) y muelles más firmes,
  • barra de refuerzo AMG entre torretas delanteras,
  • caja de cambios automática de doble embrague AMG SPEEDSHIFT DCT 8G
  • y unas llantas y neumáticos generosos en medidas 255/35 ZR21 con neumáticos Continental SportContact 7.  
Como te imaginas, todo esto no es precisamente barato. El Mercedes-AMG GLB 35 4Matic cuesta de base 72.500€ y con esta configuración sube hasta los 80.896€. El lujo se paga; veamos si lo merece.

Primeras impresiones: un AMG muy normal

Aparcado en el mismo sitio exacto donde hace unos meses recogí el rapidísimo Mercedes-Benz G400d (tienes su prueba aquí), me espera este AMG GLB 35 pasando el día de manera bastante desapercibida. Abro la puerta, me deslizo en sus asientos -son bitono, blancos y negros- y encuentro rápido la postura natural de este tipo de coches. No se va tan alto como esperaba, quizá como en un CUPRA Formentor que según CUPRA, no es un SUV, es un CUV…sea lo que sea eso.

Aunque el volante tiene la misma forma y calidades que en los hermanos «45» de la clase A, CLA y GLA, inicialmente pienso que al ser una versión «35» de AMG es normal que no tenga los satélites redondos inferiores para seleccionar el modo de conducción y algunos reglajes. Pero configurando luego el coche en casa veo que los «Botones AMG» en el volante son de serie, así que algo raro debe haber pasado con esta unidad de prensa. Así se ve bastante espartano para lo que cuesta el coche como verás en las fotos; no lo tengas en cuenta.

De todas maneras, en el túnel central encuentro rápido esos botones que a todos los frikis de los coches nos gusta tener a mano: dureza de suspensión (ya se nota firme desde el primer momento), modos de conducción, cambio manual con levas tras el volante y desactivación (en 3 etapas) del control de tracción. Antes de probar todo a fondo, ya en los primeros metros se nota que este AMG GLB 35 es más educado que sus hermanos pequeños «A45», más tranquilo y calmado. Tampoco suena igual de especial cuando haces una incorporación más rápida de lo normal, pero démosle tiempo que aún nos estamos conociendo. 

Paseo por fuera: más grande de lo que parece.

A nivel estético sin embargo las diferencias entre lo que podría ser un AMG GLB 45 (no existe) serían pocas. La parrilla tipo Panamericana, las deportivas llantas AMG de 21″ de diseño multirradio en color negro (+2.314€), el pequeño alerón trasero, el faldón delantero y el difusor (falso) trasero pintados en negro brillante son detalles que puedes encontrar en prácticamente cualquier AMG de más renombre, por lo que para mi aquí cumple con nota

Como toque diferenciador al más puro estilo de Audi con su gama «S», para los «35» AMG limita la cantidad de salidas de escape a 2, una a cada lado, quedando mejor integradas que las 4 salidas de las versiones más potentes que al final siguen siendo dos, pero con un embellecedor de por medio. Tan solo se le puede reclamar a la marca que cobre por cosas básicas para un coche de este precio: Faros Multibeam 434€, techo solar corredizo panorámico 1.792€, o incluso que las pinzas de freno viniesen pintadas en color rojo como opción sin tener que pagar 475€ por ello. 

Pero como buen coche alemán, hay que pasar por caja. Y no solo para el exterior…

Este color gris montaña le queda como un guante, dándole el toque de elegancia e incógnito que este tipo de coches merecen.

Paseo por dentro: más de lo mismo pero siempre mejorando 

Pasando al interior, este AMG GLB 35 4Matic también cumple con mejor nota que sus hermanos pequeños, aunque no si lo comparamos con sus competidores. Sí, las diferencias con los GLB no-AMG son pocas y los interiores de Mercedes-Benz piden a gritos un rediseño desde hace unos años ya -especialmente las odiosas superficies táctiles del volante-, pero sigue siendo un sitio muy agradable donde pasar largas kilometradas. Y más gracias al enorme techo solar panorámico partido en dos que permite que se cuele mucha luz dentro. 

Los asientos deportivos con regulación eléctrica y calefactados son cómodos y proporcionan agarre lateral en los costados, siendo mucho más cómodos que los baquets opcionales de los A45 (aquí no están disponibles ni como opción, cosa que veo normal) aunque su soporte lateral es poco efectivo. Desde ellos se pueden accionar fácilmente todos los botones de la consola central y la pantalla táctil corrida que como en cualquier Mercedes-Benz, tiene una fluidez y nitidez a la altura de los mejores. 

Las tiras luminosas con 64 colores a escoger era novedad hace 10 años pero ahora, que ya lo ofrecen marcas generalistas en coches de 20.000€, desmerecen un poco este interior. 

Para aportar un toque deportivo los cinturones se pueden pedir sin coste en color rojo y se puede escoger entre varios tipos de molduras para su salpicadero y puertas, teniendo esta unidad una con un entramado que simula la fibra de carbono («elementos de adorno con estructura de carbono») de buen tacto. Al igual que en general todos los mandos y botones. Se notan robustos y sinceros. Donde ves algo que parece aluminio, lo es y donde esperas un plástico mullido lo encuentras. No está al nivel del Clase G pero sí se nota un punto más de perfeccionamiento que la clase A y compañía. 

Pero si hay algo que caracteriza al interior de este GLB por encima de todo lo demás -obviando la llamativa tapicería bitono, totalmente prescindible- es su amplitud. 5 personas pueden viajar aquí cómodamente y gracias al enorme maletero que tiene (570 litros y más de 1.800 litros con la segunda fila de asientos abatida) permite montar una tercera fila de asientos, con dos asientos independientes para albergar a otras dos personas de corta estatura. 

Esta unidad equipa una tapicería bitono blanca y negra, una combinación de colores que el configurador a día de hoy no permite seleccionar. En su lugar puede sustituirse el color blanco por rojo, con un sobrecoste de unos 1.800€

¿Está por tanto a la altura este interior de lo que cuesta el coche? Sin duda, pero sigue siendo bastante llamativo que la marca te cobre 400€ por integrar el Smartphone, 2.160€ por añadir los sistemas de ayuda a la conducción básicos y que cualquier coche nuevo de 30.000€ lleva de serie, 600€ más por el asistente activo de distancia o algo mucho más alarmante todavía, ¡563€ extra por incluir airbags laterales traseros!

De igual manera que con el cuero bitono blanco y negro, en el configurador de la marca indican que el Head-up Display es de serie en este Mercedes-AMG GLB 35 4Matic, pero esta unidad no lo equipa

Paseo al volante: sorprendentemente ágil

Hasta aquí el coche podría pasar por un SUV más del montón; uno de esos de renting que tiene tu cuñado y por el que está pagando una cuota estratosférica. Para tener 150CV bajo el pie derecho y fardar con sus vecinos al aparcarlo en su garaje por tener llantas de 21″ y el paquete estético deportivo con el que las marcas obtienen tanto margen de beneficio. 

Pero voy aquí sentado veo tras el volante las dos jorobas alargadas sobre el capó heredadas de los Mercedes-Benz SL de los años 50 y eso tiene que significar algo. De primeras la suspensión se nota más firme de lo normal en estos coches, filtrando bastante mal las pequeñas irregularidades de la carretera y el freno duro una vez pasas una primera pequeña zona utilizable para el día a día. 

Sin embargo, tras el primer tramo de montaña alegre en modo Sport, el coche te deja un poco frío. En parte porque con estos coches siempre hay que ir de menos a más (al final el peso se acerca a las 2 toneladas) pero sobre todo porque aunque sé que corre mucho más, el sonido y las sensaciones están demasiado filtradas en pos de la seguridad y el confort. 

La parte positiva es que activando el modo Sport+ la cosa cambia (lo que lleva de nuevo a la pregunta de para qué tantos modos de conducción…): el acelerador pasa a tener una sensibilidad normal y no anestesiada, la dirección de desmultiplicación variable se agiliza un poco -aunque no es ni de lejos lo mejor del coche- y gracias a que la carretera esta en perfectas condiciones, la suspensión (AMG RIDE CONTROL) en su modo más firme trabaja sin problemas para evitar ir dando saltos en el asiento. 

No consigue enmascarar el elevado centro de gravedad y la sensación de bamboleo existe. Pero entra dentro de lo esperable en un coche de estas características. La dirección se nota menos agresiva que en la de un CLA 45 por ejemplo, transmitiendo un poco menos lo que pasa bajo estos 4 rodillos, pero resulta realmente cómoda y rápida, permitiendo mover el coche con una agilidad impresionante con muy pocos grados de giro de volante. 

La joya de la corona aun así sigue siendo el conjunto motor-cambio. Aunque la tapa motor no está firmada en este caso por el trabajador de AMG que lo ensambló, bien lo merece porque este 4 cilindros de 2 litros de cilindrada turbo es una obra maestra de la ingeniería. El gran tamaño del turbo condiciona la conducción pidiendo llevarlo por encima de 4.000rpm por lo que se disfruta realmente llevándolo arriba y por tanto es fácil que se dispare la adrenalina. 

Sigue sin tener esa nota aguda y petardeos en subidas y reducciones casi como de coche de carreras como sí que tienen los AMG «45», pero arriba también suena bien y el silbido de la admisión a plena carga de acelerador motiva a no bajar el ritmo. Y lo mejor de todo es que la caja de cambios de doble embrague (AMG SPEEDSHIFT DCT 8G) acompaña en todo momento. No es tan rápida como la DSG del grupo VAG y para el día a día no es tan fina como una de convertidor de par como la del Land Rover DEFENDER, pero es que los estándares están ya tan altos que los pequeños matices se notan.  

Es al apretarlo un punto más intentando llegar al límite cuando este SUV sorprende de verdad, cabiendo sin problemas los 421CV de los AMG «45». Los discos perforados con pinzas fijas de 4 pistones aguantan el tipo de manera impresionante, permitiendo a la par una utilización en el día a día perfecto gracias a un tacto de pedal muy inteligente. Y en curva el agarre de estos ContiSport 6 es tan alto que es fácil animarse. Es fácil ver más de 1G de fuerzas laterales sin ir realmente pasado ni hacer chirriar los neumáticos y eso que el asfalto estos días ha estado muy frío y húmedo. 

Curiosamente el ruido de rodadura es bastante elevado, no sé si por este tipo de neumático más deportivo (Continental SportContact 7) o el diseño del morro que es muy vertical.

Es cierto que tampoco el coche va pidiendo tanta guerra como para terminar de exprimirlo al nivel donde un neumático mucho más pegajoso podría marcar la diferencia, ni tampoco como para desactivar el control de tracción -que por cierto tiene una etapa intermedia llamada «Sport Handling Mode» antes de desconectarlo por completo-. En modo Sport+ a secas ya se nota como la trasera del coche ayuda de vez en cuando a redondear las curvas y no se tiene la sensación de que las ayudas estén cortando la diversión a la salida de las curvas donde se puede acelerar muy pronto aprovechando el buen agarre de los neumáticos. 

Por último, en el apartado consumos, también ha sido una sorpresa. Es cierto que cuando lo aprietas las medias suben muy por encima de los 11l/100km pero conduciendo con calma y respetando las velocidades estipuladas, es posible hacer medias de 8-9l/100km como indica la marca. Lo malo es que con este motor tan voluntarioso, no sé si querrás hacerlo…

Conclusión: ¿quién se compraría este coche?

Después de una intensa semana con este Mercedes-AMG GLB 35 4Matic sigo teniendo la misma duda: ¿con qué frecuencia sus dueños le darán un uso donde se aproveche la potencia extra entre los 163CV de un GLB 200 o los 224CV de un GLB 250 y estos 300CV del GLB 35 AMG? Un GLB 250 tiene ya 350Nm (solo 50Nm menos), un tarado de suspensión seguro más cómodo para el día a día, consume menos (7,7l/100km según ficha) y cuesta 16.000€ menos. 

Incluso para el típico alemán que se lo compra para hacer cientos de miles de kilómetros de Autobahn con el pie a tabla, éste ya alcanza 236km/h frente a los 250km/h del AMG GLB 35. Algo que en nuestro país es totalmente irrelevante. Es como si estuviese un poco en tierra de nadie. Como si la marca no se hubiera atrevido a hacer una bestia de 400CV, cifras que reserva a sus SUVs más grandes, pero tuviese que ofrecer algo muy picante para agilizar las ventas de los más «mediocres». BMW acaba de hacer lo mismo con el BMW X1 M35i (solo disponible en 5 plazas), por lo que quizá este tipo de coches tengan más salida de lo que nos pensamos. 

De cualquier manera, como coche familiar el GLB es un acierto al 100%: es espacioso, puede tener 7 plazas y, salvo en esta versión AMG, es cómodo. Ahora, como deportivo es de esos coches que no deja una huella imborrable en aquél que lo conduce, como por ejemplo el Mercedes-AMG A45 S 4Matic+ que sí lo conseguía. Lo hace todo bien pero nada impresiona o termina de enamorar tanto como para recordarlo con cariño y eso que corre muchísimo, frena más todavía y su sistema de tracción integral da una seguridad impensable hace unos años en un coche de este peso y altura. 

La recomendación por tanto es clara: GLB sí y antes incluso que GLC, pero no hace falta que sea este AMG GLB 35.