PRUEBA: Segway Villain SX10 X (2022)

PRUEBA: Segway Villain SX10 X (2022)

¿La manera más divertida de comer mosquitos?

Todo ingeniero resentido tiene un objetivo no cumplido. El mío es construir un buggy. No es que haya tirado la toalla, pero seamos realistas…no tengo el espacio, las herramientas y probablemente tampoco el tiempo ni el dinero para empezar de cero esa aventura. Pero la palabra que lo salva todo es “todavía”. No descarto dar ese paso en el futuro pues, como sabes, las sensaciones al volante lo son todo para mi cuando pruebo cualquier coche.

No debería chocarte por tanto ver este ¿coche? en Saber de Coches, el coche con el que quizá menos tiempo he disfrutado pero con el que creo que mejor me lo he pasado. Ha sido apenas media hora de arena, piedras, saltos, deslizadas a lo Colin McRae y algún que otro susto, pero más que suficiente como para conseguir que me baje de este buggy con una sonrisa en la cara y la camiseta totalmente empapada en sudor.

Como cuando te bajas de un kart habiendo dado TODO en una simple tanda de 15 minutos, hoy he podido sentirme un poco piloto y a la vez muy niño. Acompáñame para descubrir uno de los vehículos con matrícula -repito, ¡con matrícula!- más divertidos que puedes comprar hoy en día.

Pero…¿esto qué es?

Es necesario más que nunca contestar a esta pregunta antes de empezar a hablar de sensaciones. Segway era la Kleenex de los «patinetes de ciudad», hasta tal punto que prácticamente nadie (me incluyo) es capaz de llamar de otra manera que no sea directamente “Segway” a esos vehículos giroscópicos eléctricos de 2 ruedas laterales que poblaban las principales ciudades del mundo. En 2020 dejaban de fabricarlo pues se preparaban para a un reto todavía mayor: fabricar vehículos completos.

Segway, bajo el amparo desde 2015 de la mayor fabricante de patinetes eléctricos del mundo –Ninebot-, crea en 2018 la empresa Segway Technology Co, LTD con sede en China, como no podías ser de otra manera. Y después de este amasijo de nombres surge lo que nos importa: bajo un nuevo nombre de empresa –Segway Powersports– se han propuesto comercializar vehículos offroad del tipo ATV (All-Terrain Vehicle, más conocido como quads), UTV (Utility Task Vehicle, algo así como un quad con techo y capacidad de carga, con fines más funcionales que de ocio) y SSV (Side by Side, o buggies).

En un mercado casi monopolizado por la omnipresente Polaris, Segway se ha lanzado nada más y nada menos que a fabricar desde cero en su fábrica de China absolutamente todos los componentes que componen todos los vehículos que la marca ofrece. Sí, TODOS. Desde su motor, su cambio de variador continuo hasta su chasis, interiores, etc…¿Qué otra empresa hace eso hoy en día?

Como ya te habrás imaginado por las fotos, el más interesante para ti y para mí es el buggy, al que Segway apoda Villain y es el que hoy he podido probar. Se trata de un buggy con tracción 4×4 y 2×4 seleccionable, con bloqueo de diferencial delantero, un peso en vacío de 835kg y una potencia de 105CV, limitada a 87CV. No parece mucho pero créeme que no querrás más. Su pequeño motor bicilíndrico de 1.000cc se asocia curiosamente a una caja de variador continuo, algo que me generaba algún que otro prejuicio. 

¿No será más divertido una caja manual en un coche puramente destinado a la diversión? Pronto salgo de dudas…

Paseo al (minúsculo) volante:

Después de unos minutos dando botes en el asiento del copiloto gracias a las expertas manos de Óscar, campeón nacional en 2006 y varias veces campeón de Madrid de quads (casi nada…), me toca a mi ponerme a los mandos del Villain. Abro la finísima puerta -por decir algo-, me dejo caer en un semi-baquet de dos piezas y me aprieto sin contemplaciones el arnés de 4 puntos. Giro la llave de contacto a la derecha del diminuto volante y aprieto el botón de Start. Un rugido sin filtros se desata a mi espalda recordándome la posición del motor. Acciono la palanca de cambios hasta la posición “H” (marchas largas) y quito freno de mano.

La primera salida es poco espectacular. Por el sonido de las revoluciones, el cambio de variador se toma su tiempo para encontrar la relación correcta con la que transportar el par que el motor está dispuesto a entregar, pero una vez empiezo a moverme noto inmediatamente que la potencia no va a ser un problema. Agarro firmemente el volante con los pulgares hacia fuera -lección Nº0 de la conducción offroad– y me meto de lleno en la estrecha ruta que me han preparado para probarlo.

El hecho de haber recorrido la zona primero desde el asiento derecho me da cierta confianza inicial pero la pierdo rápido en la primera frenada. ¡Esto no frena nada! es lo primero que pienso tras un primer susto en el que unos arbustos quedan mucho más cerca de lo que esperaba. Tiene 4 discos de freno pero las llantas son tan pequeñas para poder montar los enormes neumáticos de tacos – 225/85R14- que el disco es relativamente pequeño. Las pinzas parecen más de moto que de coche, siendo sin duda el punto con el que hay que tener más cuidado en este coche. Y digo El punto en singular porque para todo lo demás no hay que tener absolutamente ningún cuidado.

Su recorrido de suspensión es impresionante y hace que coches creados también 100% para el Offroad como podría ser el Jeep Wrangler RUBICON que probé hace unos meses, se avergonzase delante de este ligero buggy. Profundos surcos de agua en la arena, roderas inmensas o enormes piedras sueltas no son obstáculo para unos largos muelles y unos amortiguadores de gas -éstos últimos curiosamente con sus botellas separadas, montadas sobre el chasis del coche- que trabajan sin descanso para que mi sensación al volante sea la de que incluso podrían con más. Mucho más.

Voy a un ritmo impresionante –rozar los 100km/h en este tipo de terreno te aseguro que es suficiente como para cogerle respeto- y le voy cogiendo el punto a los frenos. El Villain pide frenar pronto pero gracias al brutal agarre que tiene en cualquier sitio, se puede apurar la frenada hasta el último momento e incluso alargarla bien entrado en la curva donde las cuatro ruedas empiezan a deslizar y yo a contravolantear, haciéndome sentir como un veterano piloto de rallies. Nada más lejos de la realidad, por supuesto, pero el hecho de que este buggy sea tan juguetón saca mi lado más kamikaze.

Porque no te engañes, estos vehículos no son para conducir relajadamente ni para disfrutar del paisaje. Eso es secundario. Están hechos para dar gas pronto al salir de las curvas, abrirme de más en esa esplanada que se me muestra delante y a pisar a fondo ante cualquier atisbo de montículo donde separar las ruedas del suelo. Una buena prueba de esto es que mientras escribo esto me doy cuenta que no sé si el coche mostraba o no las revoluciones -imagino que sí- y es porque el Villain pide ir siempre “a tabla”. Y es quizá esa sensación de estar exprimiéndolo todo, lo que dispara mi adrenalina.

Lo mejor de todo es la enorme seguridad con la que lo hace. Recuerdo hace tiempo los continuos sustos, caídas y arañazos en los brazos al conducir en mi infancia varios quads de baja cilindradatambién como si fuesen robados. En el Villain hasta los caminos con más inclinación lateral se hacen con total confianza y sin miedo ninguno a romperte tú ni el buggy. Además la sensación de velocidad es mucho mayor gracias a no disponer de parabrisas -tiene una especie de parabrisas pequeño, que sirve de bastante poco, por como termina mi cara de manchada- y el hecho de no tener tampoco ventanillas convierte la experiencia en más similar a una moto que a un coche.

La dirección es todo lo precisa que puede pedirse a un coche con estos neumáticos y este terreno pero para mí es simplemente perfecta permitiendo meter las ruedas exactamente por donde quiero con muy poco giro de volante. No hace falta soltar las manos en ningún momento ni para contravolantear -si tienes que soltarlas es que algo has hecho muy mal- y se agradece porque su volante es bastante pequeño. Por lo visto tiene asistencia eléctrica con tres modos seleccionables -yo he probado solo uno, no sé cuál- pero las maniobras en parado parecían desmentir cualquier asistencia así que imagino que sería la menos suave.

Y por si la diversión escasease en este punto, el Villain tiene una sorpresa más guardada para los más atrevidos: un modo 2×4 donde todo el par se transmite únicamente a sus neumáticos traseros y que se puede seleccionar con una palanca de plástico a la izquierda del volante. Es entonces cuando si quieres te puedes marcar enlazadas entre curvas con la trasera moviéndose como un péndulo, de nuevo como si supieses conducir de verdad…

Paseo por fuera:

Con la adrenalina todavía disparada me limpio los ojos de polvo y ramitas -recomendado 100% conducir por lo menos con gafas de moto- y lo miro desde fuera. Es más grande de lo que me esperaba pero a la vez es pequeño…curioso. En realidad es un coche igual de largo que un Fiat 500, pero éste solo tiene 2 plazas es 30cm más alto y tiene 30cm más de batalla lo que lo convierte visualmente en un coche mucho más grande sin dejar de ser un coche pequeño.

Los colores blanco negro y naranja combinan en una carrocería mínima e indispensable para protegerte de…nada realmente ya que si te pegas un tortazo lo que te salvarán no son las protecciones de plástico pintado si no su robusto chasis tubular de acero de alta resistencia que puedo ver totalmente expuesto, dando esperanzas a ese ingeniero que vuelve a soñar con doblar unos cuantos de estos, soldarlos y construir un vehículo robusto como si supiese lo que está haciendo.

En este Villain SX10 X las llantas con Beadlock son de serie. El Beadlock, por si no lo sabías, son esos tornillos que ves en el flanco interior del neumático que lo fijan al neumático para evitar que éste rote sobre la llanta.

Es agresivo lo mires por dónde lo mires con una mirada de cabreo que te volverá a recordar con sus pilotos traseros que el Villain está enfadado por haber estado circulando tan lento por ese camino cuando te pase levantando una nube de polvo a su paso.

Y en realidad poco más se puede decir de un exterior minimalista pero que no necesita nada más para convencerte, por si al volante no lo había conseguido (cosa que dudo).

Paseo por dentro:

Siendo sinceros, teniendo un tiempo limitado para probar el Vollain lo último en lo que he reparado es en analizar en detalle su interior. En un par de minutos me familiarizo con lo fundamental -volante pequeño, una larga palanca de cambios automática y el freno de mano de plástico barato a mano por si las cosas se ponen interesantes- y no es hasta que me he bajado en la sesión de fotos cuando me dijo en los detalles.

Lo que más llama la atención en un coche así es la enorme pantalla vertical de 10.4” en el centro del coche -de serie en el Villain SX10 X- pero con la que apenas he trasteado . Me entero ahora que tiene GPS integrado, conectividad Bluetooth con el móvil y hasta radio…¿¡quién necesita usar la radio en un coche así?! No lo sé, pero tener una pantalla de estas características abre la puerta a instalar Apps interesantes de telemetría. Desde luego el navegador es fundamental porque con esto, créeme que querrás perderte y no volver hasta agotar su autonomía.

Tras el volante, como dicta la moda -y claramente más barato que haber desarrollado unos relojes específicos para un coche de tirada tan corta- otra pantalla también generosa muestra con claridad toda la información relevante, dándome la bienvenida con un evocador vídeo de un Villain marcándose unos donuts en algún desierto perdido de la mano del hombre.

Pero esto es lo más sofisticado del interior del Villain. Todo lo demás es burdo, tosco y rudimentario. Pero, ¿para qué quieres más?

La maneta para abrir las “puertas” es una simple palanca roja que cualquiera puede accionar desde fuera del coche.

Conclusión:

Me dice Óscar que la prueba de fuego para sus clientes es una prueba de conducción. Si salen con una sonrisa en la cara, se lo llevan. La mía debe ser igual hasta bien pasado un rato de bajarme del Villain hasta el punto que el CUPRA León con el que me he acercado a Toledo a probarlo se me hace hasta aburrido…

El Villain es otra cosa; es lo que me esperaba y mucho más. No creía que fuese a ser tan fácil coger la confianza como para ir a tabla casi todo el rato, frenar a muerte en pleno apoyo o hundir todavía más el pie cuando veo una pequeña loma “a ver si esto salta”. Te dispara la adrenalina como ningún otro vehículo de 4 ruedas consigue con tanta sensación de seguridad y a menos de 100km/h. La suspensión es sin duda lo mejor del conjunto, como si el Villain pudiese soportar un uso mucho más radical del que yo soy capaz de darle en este terreno.

¿Son muchos los 19.500€ -para el SX10 E “básico”- o 20.990€ -para este SX10 X- que cuesta el Segway Villain? Es sin duda un juguete caro si lo comparas con coches que podrías usar todos los días y conducir sin casco pero, si como yo tú eres un amante de las 4 ruedas y no quieres sucumbir a las 2 ruedas por mucho que tus amigos te vendan que son lo más de lo más en sensaciones, esto es lo más cercano matriculable que te puedes echar a la cara por este precio.

Eso sí, recuerda llevar siempre por lo menos gafas y un pañuelo si no quieres desayunar mosquitos…

Curiosidades:

En otros mercados, el Villain se vende también como híbrido: es el Segway Villain SX10 H, de 195CV y 250Nm. Es el primer buggy del mercado con este tipo de mecánica y me hace dudar…¿con ello quieren que puedas meterlo en ZBE (Zonas de Bajas Emisiones)? ¿O se verá justificado a nivel dinámico el extra de punch del motorcillo eléctrico de 144kW (efectivos 100kW) frente al incremento de peso?…

Ya sabes la respuesta…