PRUEBA: Suzuki Jimny Pro (2022)
El Mini-Wrangler: mucho por muy poco
No lo niegues, este coche te gusta y no sabes muy bien por qué. Es incómodo, no corre y su interior es tan básico que recuerda a coches del siglo pasado más que el del coche nuevo que es. Pero curiosamente mientras escucho mis notas de voz de los días de la prueba me escucho alegre, incluso riéndome alguna vez.
Algunos coches te ponen una sonrisa en la cara, otros te hacen sudar para pasártelo bien pero este Jimny lo que desata son risas. Y eso no es nada fácil de conseguir con un coche por tan poco dinero. Estoy mirando por la ventana de las oficinas de Suzuki y atisbo el Suzuki Jimny en un precioso color verde oscuro Jungle que será mío durante la próxima semana.
No se vende ya de serie en “amarillo Suzuki” – el mejor color que tiene la marca hoy en día, sin duda alguna- pero aun así me saca una sonrisa.
Las recientes exigencias en materia de emisiones y el bajo volumen de ventas de este modelo en Europa han forzado tras casi 3 millones de Jimny’s vendidos a relegar este modelo aquí a una única versión disponible llamada Pro bajo homologación de “vehículo comercial ligero (N1)”. Eso quiere decir que sobre el papel este Jimny está orientado al sector profesional -el mismo en el que entraría una Renault Kangoo, para que te hagas una idea- por lo que no tiene asientos traseros y la zona de carga trasera está separada de los pasajeros por una reja metálica.
Además es necesario pasar la iTV a los 2 años de la compra (en lugar de a los 4 como los coches «normales), repetirlo durante los primeros 6 años de vida del coche, una vez al año entre 6 y 10 años y semestralmente pasados esos 10 años…y por si fuera poco, su velocidad en autovías y autopistas está restringida a 90km/h y a 80km/h en convencionales.
Pero todo eso es sobre el papel. Si este coche está en Saber de Coches es por algo…sigue leyendo para entenderme u odiarme.
Pero…¿qué es esto?
Imagino que te preguntaras que por qué se vende entonces un coche así... y para responder a esa pregunta es necesario conocer brevemente la impresionante historia del 4×4 más pequeño de Suzuki pues aquí donde lo ves tiene más de 50 años de historia en sus espaldas.
A finales de los 60 con la fiebre de los kei-car japoneses Suzuki desarrolla un proyecto de micro-4×4 conocido por LJ10 y se presenta en 1970 ya como Jimny. Como buen todoterreno su chasis era de largueros y travesaños y su estética copiaba claramente la del Jeep Willys con 8 aperturas verticales en su frontal en lugar de 7 como el Jeep, pero con un parecido indiscutible.
Tenía un minúsculo motor de 2 cilindros y sólo 360cc por lo que su potencia se quedaba en unos ridículos 25CV pero gracias a su variedad de carrocerías se convertía en un éxito que pronto sus competidores empezaron a copiar. Al LJ10 lo siguieron los LJ20, LJ50 y LJ80 con motores algo más potentes ahora de cuatro tiempos y empezando a exportarse a numerosos países.
La segunda generación del Jimny se conocería por SJ410 y en algunos países se cambiaría su nombre a Suzuki Samurai y su enfoque iría cambiando hacia coche de diario. Seguiría siendo claramente lento con motores que rozaban ya el litro de cilindrada y los 45CV pero todo un éxito rozando los 1,7 millones de unidades vendidas hasta finales de los 90.
En nuestro país además es especialmente querido porque a mediados de los 80 se fabricaría en España, concretamente en la planta de Santana en Jaén.
Ante semejante éxito Suzuki no lo duda dos veces y desarrolla la tercera generación de este simpático todoterreno que se conocería como Jimny JB que también se vendería asombrosamente bien (918.000 unidades). Se redondeaba por fuera y por dentro, adoptaba un eje rígido trasero y motores por fin «más potentes» de 4 cilindros, 1,3 litros y potencias entre 80 y 85CV.
Con el objetivo de alcanzar los 3 millones de coches vendidos, Suzuki ponía en el mercado la cuarta y última generación en 2018 manteniendo fielmente la estética de la tercera generación pero modernizada a los estándares actuales. En Europa las duras normativas de emisiones obligaron a que dejase de venderse en 2019 para volver al mercado en 2020 posiblemente como el vehículo comercial más simpático de la historia de estos vehículos.
Y ese, es el que te traigo hoy.
El 4×4 más simpático del mercado
Volviendo al concesionario, pulso el botón para abrir las puertas en el rudimentario mando, dejo mis bártulos en el asiento del conductor (poner algo frágil en el “maletero” como una cámara de fotos es suicida) y lo miro de arriba abajo. El coche es fotogénico, no se puede negar. Comparado con los coches hoy en día es minúsculo pero gracias a eso tiene unas proporciones 4×4 de libro. Su batalla es de sólo 2250mm y su longitud total de 3645mm (contando con la rueda de repuesto) por lo que las ruedas están literalmente en las esquinas del coche dando la sensación en vista lateral de ser más coche de lo que es.
El frontal es una reinterpretación de sus predecesores pero ahora renovados con unos simpáticos faros halógenos redondos (olvídate de LED de serie, aunque en internet seguro que encontrarás de todo) separados por la típica parrilla “Jeep” de lamas verticales, dando un poco la sensación de ser un mini-Wrangler, un sentimiento que se va a extender durante casi toda la semana y no solo por su exterior.
El Suzuki Jimny Pro solo puede configurarse en dos colores, éste verde Jungle (la decisión acertada) o un blanco Superior más sobrio.
La trasera es también simple y funcional con una puerta trasera totalmente vertical y apertura horizontal que facilita la carga de bultos grandes aunque es un problema en el día a día lo aparques donde lo aparques. En otros coches biplaza -sí, recuerda que este Jimny es un biplaza– podrías pasar el brazo entre los asientos pero la jaula aquí te lo impide. La rueda de repuesto es otro plus de practicidad ya que es igual que las 4 ruedas montadas en el coche, algo muy positivo de nuevo para conducción offroad.
Bajo el capó me sorprende ver un pequeño motor de 4 cilindros atmosférico de solo 1,462cc de cilindrada en lugar de un tricilíndrico como lleva marcando el mercado desde hace ya casi una década. Está montado como tiene que ser, en posición longitudinal, otra rareza entre coches de su tamaño. Favorece así que la caja de cambios esté montada a continuación y conecte con la caja transfer a continuación de manera muy simple a la par que efectiva.
Como curiosidad, la toma de admisión está lo más arriba posible (fíjate cerca del faro derecho) para favorecer su profundidad de vadeo lo que de nuevo refleja para lo que de verdad está pensado el coche…
Las prestaciones de este Jimny no son para echar cohetes: 102CV a 6.000rpm y 130Nm a 4.000rpm, por lo que sí, hay que apretarlo para que corra un poco
Pon un Suzuki Jimny en tu día…o mejor no
Abro la ligera y delgada puerta y me deslizo en sus asientos para encontrarme con el primer inconveniente de este coche. La postura de conducción es rara pues la jaula trasera me obliga a llevar el asiento en posición tan vertical que tengo que ir encorvado. La banqueta no se puede echar más para atrás así que tengo que escoger entre ir muy cerca de los pedales o reventarme la espalda así que opto por lo primero y me pongo en marcha. La sensación circulando con él es curiosa porque la ventanilla queda muy abajo y da la sensación de ir más alto de lo que en realidad voy, pero lo bueno es que eso permite tener una buena visibilidad en todos los ángulos. Además, al ser tan pequeñito voy sentado prácticamente en el centro del coche, algo que en conducción offroad agradeceré.
Dice la ley que no puedo circular por encima de 90km/h y la realidad es que tampoco me entran muchas ganas. Aunque sus 4 cilindros son voluntariosos, la realidad es que el coche no corre en carretera y por encima de 100km/h suena tanto que incita a cumplir la ley sin prisas por llegar a mi destino. La punta se alcanza en 4ª y según la ficha es de 145km/h aunque el velocímetro marca unos optimistas 180km/h que dudo alguien quiera intentar alcanzar con este cochecito.
Y es que en carretera se nota fuera de lugar. La dirección (de recirculación de bolas) está tan desmultiplicada que los movimientos del volante tardan en surtir efecto y hay que acordarse en curvas cerradas de deshacer más volante del normal. Además no brilla por su precisión ni rapidez por lo que en realidad estoy deseando llegar al garaje y aparcarlo hasta poder cogerlo el próximo día por zonas más campestres.
Hoy toca conducir por campo así que tengo mis expectativas altas pero antes de llegar a él recorro un par de carreteras de curvas conocidas. Lo aprieto un poco ya más por curiosidad que otra cosa y termino con otra sonrisa pues ¡noto que su trasera es juguetona!. Hay que llevar cuidado porque los resaltes en apoyo no le sientan del todo bien pero la velocidades son tan reducidas que la seguridad es constante notando en todo momento cómo trabaja su suspensión.
Además resulta curiosa la palanca de cambios pues es MUY larga, de las que salen directamente del suelo del coche con un fuelle de goma a su alrededor como si de un camión se tratase para acercarla así razonablemente al volante. Porque sí, este Suzuki Jimny es un 4×4 manual, lo que lo convierte en prácticamente el último que queda en el mercado. Los recorridos de palanca son largos y cuesta a veces entender la marcha en la que estás pero su tacto no es malo. No es un Suzuki Swift Sport, pero tras fallar 2 ó 3 marchas se le coge el punto rápido.
Pero un momento…¿la prueba de un Jimny no debería ser fuera de carretera? Por supuesto, así que por fin llego a la tierra donde empieza lo bueno de verdad.
Aprieto botón de reset y empiezo de nuevo con el Jimny.
Prueba de verdad: el Suzuki Jimny en su salsa.
Aunque por fuera parezca un simpático SUV más por debajo este Jimny esconde material muy interesante gracias al sistema de tracción integral 4WD ALLGRIP PRO con reductora y control de descenso de pendientes. Por defecto el coche envía la tracción íntegramente al eje trasero (2H) pero una segunda y minúscula palanca tras la palanca de cambios permite accionar la tracción a las 4 ruedas (4H) o la reductora (4L). En la práctica la tracción trasera me saca del apuro el 80% de las veces lo que indica que o bien el terreno no es tan complicado o que el coche se desenvuelve de manera impresionante.
Y así de primeras con la cantidad de lluvia de la semana pasada y los circuitos donde suelo poner a prueba los Todoterrenos, me decanto inicialmente por lo segundo. Da igual lo roto o embarrado que esté el camino o lo profundas que sean las roderas, basta llevar una buena velocidad con este Jimny para superar cualquier terreno gracias a cosas tan sencillas como su ligereza y sus pequeños neumáticos.
Monta unos Bridgestone Dueler H/T 684 en medidas 195/80 R15 que, sin ser neumáticos destinados exclusivamente para Offroad, gracias a un dibujo generoso, su enorme perfil y su poca anchura, terminan encontrando tracción de manera misteriosa.
El control de tracción también hace su parte de vez en cuando cortando gas de manera algo más brusca que sus competidores más sibaritas, pero no resulta molesto en ningún momento y el 99% del tiempo se queda en la sombra (también se puede desconectar por completo). No tiene diferenciales bloqueables ni desconexión de barra como sí tienen otros 4×4 más grandes y equipados pero en la práctica, ¿cuántas veces realmente los utilizarías? Yo con este Jimny no los he echado en falta ni una sola vez.
Los únicos problemas aquí son la altura libre al suelo -algo menor que la de sus hermanos mayores- y una suspensión tirando a dura, poco amiga de los típicos agujeros profundos de caminos donde le cuesta absorber los impactos. Los asientos tampoco ayudan pero también es cierto que comparar estos modestos muelles y amortiguadores -que hasta hace no mucho eran simples ballestas en los Jimny- con la superlativa suspensión neumática de un Land Rover Defender no sería justo. Por todo lo demás no tiene nada que envidiarles.
La rigidez torsional de esta chasis -por cierto, de largueros y travesaños, como buen 4×4- me ha parecido también sobresaliente sin crujidos de ningún tipo hasta en los cruces de ejes más exigentes.
Tras un par de días por piedras, barro y lluvia, mucha lluvia, confirmo que esa lentitud que me desesperaba en carretera aquí parece haberse esfumado. Se puede ir rápido manoteando el volante y pegarse patinadas épicas sobre superficies de barro o hierba mojada con todo bajo control y basta llevar la velocidad adecuada para superar cualquier charco o loma que se me ponga por delante. Sube por zonas por donde un Mercedes-Benz G400d lo pasaba mal…para que te hagas una idea.
Aun es un 4×4 más técnico qué rápido. Se mueve mejor a velocidades lentas porque con lo pequeñito y ágil que es resulta muy sencillo llevarlo por donde quieres sintiendo lo que de verdad quiere hacer. Si una rueda empieza a patinar, se queda en el aire o todo el eje trasero (rígido, por supuesto) se desplaza lateralmente al pasar por una roca, se siente directamente desde dentro transmitiéndote rápidamente qué es lo que tienes que hacer después.
Aun montando tambores de freno en el eje trasero, la frenada durante todos estos días ha sido impecable aun con un tacto de freno tirando a esponjoso. No corre tanto como para ponerlos en apuros…
Por todo ello y tras una semana con este simpático Jimny me da pena devolverlo. Es el TT más divertido de todos los que he conducido en los últimos meses. Más que un Ford Ranger Raptor (el de 2021, veremos pronto qué tal el 2023), más que un Jeep Wrangler RUBICON e incluso más que un Land Rover Defender P400…este coche entra por cualquier sitio, sube pendientes en donde otros se quedan empanzados y no tiene los problemas de motricidad de otros por montar unos neumáticos más pensados por carretera.
Y además por ser tan pequeñito tardarás la mitad en limpiarlo…
Un interior robusto y sin lujos
Normalmente me gusta dejar lo peor para el final pero en este caso es diferente porque el interior de este Jimny es igual de carismático que su exterior. Salvando el problema de la jaula trasera, de un vistazo se nota atemporal. La total ausencia de pantallas a color -esta versión “Pro” pierde la pantalla a color que se instala en otros modelos de la marca como el Suzuki Swift Sport y monta una vetusta pantalla con los típicos números en naranja- recuerda a coches más antiguos pero tras una semana disfrutando de él me hace pensar en la necesidad real de muchos extras mal llamados “obligados” que hoy todos necesitamos en nuestros coches.
Aquí hay tornillos vistos, plásticos duros y botones grandes bien ubicados, con una sensación general de robustez que hacía tiempo no sentía en un coche. No tiene los materiales quizá más agradables al tacto pues el acolchamiento aquí brilla por su ausencia, pero está tan bien rematado que me atrevería a asegurar que seguirá sin grillos cientos de miles de kilómetros. El mullido de los asientos es cómodo para el espesor de espuma que tienen pero carecen de cualquier agarre lateral por lo que en conducción offroad es de esos coches que hay que agarrarse bien al volante y “hacer espalda”.
Cuando miro el cuadro de instrumentos se me escapa una sonrisa al ver la punta en 180km/h…¡muy valiente hay que ser para alcanzarlos!
Aun con todo se nota que es un coche donde el confort no estaba en la parte alta de las prioridades a la hora de concebirlo. El cinturón cae muy atrasado por lo que es incómodo llegar hasta él, no tiene huecos para vaciar mis bolsillos, es muy ruidoso en autopista, suena a diésel cuando está frío y la posición de los mandos no está tan pulida como en sus hermanos mayores; pero qué quieres que te diga, a mí me gusta así. El parabrisas es prácticamente vertical por lo que la visibilidad es excelente, el copiloto tiene un asidero delante como en el Jeep Wrangler para agarrarse cuando el descerebrado de su izquierda decide “que sí pasamos por ahí, sí” y es tan pequeño que puede prescindir del típico asidero en el pilar A de los TT.
Y lo cierto es que tampoco va mal equipado para el precio que cuesta: tiene elevalunas eléctricos, asientos calefactados (¡y funcionan de maravilla!), control de carril, de velocidad, aviso frenada de emergencia, un ordenador de a bordo en blanco y negro que muestra la información básica necesaria (consumos, brújula, etc…) aire acondicionado (climatizador no, eso era para nota)…en fin, más de lo que por ejemplo lleva de serie un BMW M3 actual, por hacer una comparativa absurda pero que sirve para entender dónde se va tu dinero al comprar un coche nuevo hoy en día…
La ventaja de eliminar los asientos traseros es que la carga trasera del Jimny supera los 860 litros de capacidad
Conclusión: “muy mucho por muy muy poco”
Sí, es un tópico. Y sí, lo habrás leído en mil sitos. Pero si quieres gastarte el mínimo dinero (unos 22.000,00€ + costes matriculación) en el divertido hobby del 4×4, no hay Todoterreno más efectivo por menos dinero en el mercado. ¡Y encima es bonito estéticamente! Vale que no es un coche para todos los días si mides más de 1,75m porque no es cómodo, no corre, es ruidoso, consume 10l/100km a velocidades legales (si cumples los 90km/h quizá ronde los 7-7,5l/100km/h), tiene un depósito de combustible pequeño (40 litros) y cualquier cosa que metas en el maletero se irá zarandeando de lado a lado.
Pero de equipamiento no va mal y basta meterlo en campo para entender que no hace falta mucho dinero para pasárselo bien y no quedarse atrás en el 90% de las rutas TT que hagas.
Lo que me ha costado más es clasificar este coche dentro del segmento de los Todoterrenos de verdad, pues hasta ahora para mí había 2 tipos:
- Los “radicales”: todoterrenos puros con muchas chuches offroad -incluido neumático de tacos o similar- y no muy cómodos para el día a día. En este grupo entrarían los Jeep Wrangler RUBICON, Toyota Land Cruiser, Ford RANGER RAPTOR, etc…
- Los “señoriales”: todoterrenos también puros pero más cómodos y caros, utilizables en el día a día y por desgracia el 99% del tiempo como “suvbebordillos”. En este grupo entrarían los Mercedes-Benz Clase G, Land Rover DEFENDER, etc…
Y luego está el Suzuki Jimny que tiene su categoría propia porque cuesta 3 veces menos de lo que cuestan los del primer grupo y hace lo mismo que los dos juntos.
Yo lo tengo claro, si me aficionase de verdad al 4×4 ésta sería mi elección. Sin duda alguna.