PRUEBA: Suzuki Swift Sport (2021)

PRUEBA: Suzuki Swift Sport (2021)

¿Estamos realmente preparados para la deportividad híbrida?

El Suzuki Swift Sport actual es un pionero. Nos muestra una realidad ante la que de momento seguimos prefiriendo taparnos los ojos pero que ya está aquí. Y aunque nos pese, ha llegado para quedarse. A partir de ahora empezará a ser normal encontrarnos con soluciones híbridas en coches deportivos y eso a más de uno seguro que no le hará ninguna gracia.

Reconozco que yo me encuentro entre esos que preferimos ahorrarnos unos cuantos  kilos de baterías (normalmente muchos) y motor(es) eléctricos – por muy pequeños que sean-, aunque sea a costa de penalizar algo el consumo. Por lo que las preguntas que están pasando por tu cabeza son las mismas que pasaron por la mía antes de montarme en él: 

Las palabras ECO y SPORT no suelen ser buenos aliados

¿Merecen la pena los 24.000€ que pide la marca por él (sin descuentos son casi 4.000€ más que la anterior generación no híbrida y se pone en cifras del MINI Cooper S)? ¿Seguirá teniendo este Swift Sport uno de los mejores chasis del mercado? Y la más importante: ¿puede un híbrido de 129CV ser divertido?  

Vamos a contestarlas:

El Abarth 595 de 140CV es su rival más directo, pero tampoco tiene muchos (comparativa y comparativa igualando equipamiento)

Pero…¿esto qué es?

En 2005 Suzuki presentó el primer Suzuki Swift Sport de la historia, por lo que el currículum este deportivo es relativamente joven. Este primero montaba un motor atmosférico de 125CV/148Nm y gracias a su chasis reforzado, una puesta a punto específica de la suspensión, su ridículo peso por debajo de los 1.000kg y unas ruedas estrechas resultaba ser una pelotilla muy divertida pero lenta en manos vergonzosas. Y todo por poco más de 15.000€. 

El primer Suzuki Swift Sport de la historia posando al lado de su exitoso hermano de rally [Fuente]

El segundo Swift Sport se presentaba en 2011 y subía a 136CV/160Nm, plantándose ya en unos más respetables 17.000€ pero era mejor en todo: reducía el 0-100km/h de 8,9 a 8,7s (algo en realidad más para presumir con tus amigos que algo que vayas a disfrutar día a día), consumía menos, tenía un chasis todavía más rígido, estrenaba un sistema de admisión variable y se mantenía casi casi en el mismo peso. 

Con ese precio y esa base tan buena se convertía en carne de cañón de preparadores y aficionados que aún a día de hoy siguen exprimiendo cada una de las uniones y remaches de su ligerísimo, pero también muy robusto, chasis de acero.

Con la tercera generación de 2017-2018 Suzuki se coronó dinámicamente con el nuevo Swift Sport, un coche que hemos tenido en el mercado hasta hace un par de años (2020). Se caía en la moda del turbo ascendiendo hasta los 140CV/230Nm y bajando el 0-100km/h a solo 8,1s (aquí ya sí hay diferencia). Suzuki no perdía la ocasión y aumentaba de nuevo el precio, rozando peligrosamente los 20.000€ y obligando ya a muchos aficionados a mirar el mercado de segunda mano. 

Pero la marca nos tenía una sorpresa preparada en 2020 con la cuarta (en realidad estéticamente es un mero restyling sobre la tercera generación) con un Swift Sport Híbrido. Éste es el que te traigo hoy. 

Las diferencias a nivel visual entre la tercera generación (amarillo) y ésta que he probado son mínimas [Fuente]

Suzuki ha decidido para esta generación romper de nuevo su corta tradición y ha integrado un sistema microhíbrido de 48V al que llama SHVS (Smart Hybrid Vehicle by Suzuki). Consiste en una pequeña batería de ión lítio, el convertidor y un motor eléctrico que hace las veces de motor de arranque, generador y apoya puntualmente al motor de combustión de 1.4 litros a bajas vueltas hasta unas 3.500rpm. Además, permite hasta circular a vela con el motor de combustión apagado hasta que se demanda algo de aceleración.

Todo este sistema nuevo pesa tan solo +15kg, pero lo más interesante desde mi punto de vista es que gracias a la gestión de su centralita, en función de la posición del acelerador y las revoluciones del motor también es capaz de dar un empujoncito más al par haciendo una especie de función de overboost. Según la marca tiene una transición muy suave y el conductor no la aprecia pero de esto mejor hablamos luego…

El motor sigue siendo el mismo de la generación no-híbrida anterior desde 2018: el 1.4 Boosterjet del Vitara y S-Cross con turbo soplando aquí a 1 bar (y está montado sobre la culata para reducir el lag), sistema de admisión variable electrónica VVT, también variable en escape pero hidráulicamente, inyección directa y un sistema de refrigeración nada más y nada menos que un 34% más potente que en la anterior generación. 

Pero me temo que las noticias sobre el papel no son buenas. Reduce su potencia de 140CV a 129CV a 5.500rpm (mismas revoluciones) y calca casi la cifra de par con 235Nm por lo que, por pesar unos pocos kilos más (aproximadamente 50kg, aunque depende mucho de la fuente) es también el Suzuki Swift Sport más lento de la historia. En el 0-100km/h es el peor de las 4 generaciones (9,1s) pero…¿cómo se sentirá al volante?

La marca defiende que el motor eléctrico rellena la curva de par en bajas por lo que aunque declare el mismo par que la anterior generación, el motor se debería notar más lleno en esa zona  [Fuente]

Paseo al volante

Tras recoger el Swift Sport y sin haber salido del polígono industrial ya noto dos cosas importantes que marcarán mi experiencia los próximos días: la suspensión tiene tacto durito y recorrido generoso -mucho más agradable que la del Hyundai i20 N, por poner un ejemplo- pero por desgracia el sonido es poco evocador, pareciendo a veces casi el de un coche diésel. Pero no nos adelantemos.

Con muchas ganas de probar el deportivo más barato del mercado salgo rápido de la cuidad y busco el primer tramo de curvas alegres para descubrir si puede considerarse un coche divertido. De momento, en el tramo de autovía de camino me percato del sutil empuje puntual de 3-5 segundos del motor eléctrico en ocasiones de carga de acelerador fuerte y de su retención al levantar el pie completamente. 

Sé que no estás aquí para leer qué tal va el sistema híbrido del coche pero si vas a comprar este coche creo que deberías saber que aunque está muy bien resuelto en sensaciones, mucho más agradable que en el Fiat 500 Hybrid actual, por ejemplo, es algo que se nota y que hay que acostumbrarse a ello. Así que imagino que te preguntarás: ¿pero cómo se sentirá esto en conducción deportiva?

En el primer tramo de montaña -una carretera de dos carriles de subida con curvas medias y lentas- salgo de dudas. No es un coche explosivo ni tiene un empuje destacable aunque para un coche de tan poca potencia es mucho más de lo que esperaba. El motor eléctrico ayuda ligeramente en los primeros momentos donde le exiges mucho al acelerador, pero en general no tengo queja del funcionamiento del sistema. Sí se nota una ligera caída de potencia en esa transición pero podría decirse que mi primer miedo con este coche se ha desvanecido. 

Porque tenía muchísimos prejuicios con este Swift Sport: tracción delantera, menos de 130CV, sin diferencial…«seguro que este coche se quedará corto en subidas y sin frenos en bajadas». Pero como diría un amigo mío, no hay nada mejor que «Lower your expectations!» (¡Reducir tus expectativas!) 

Y es que tras recorrer un par de veces mi tramo de curvas favorito -mucho más ratonero que el anterior- este Swift consigue fácilmente plantar una sonrisa en mi cara. El tacto del cambio es realmente bueno; una palanca que con algo más de peso y estando más cerca del volante sería perfecta, pero su accionamiento es perfectamente preciso con unos recorridos relativamente cortos. 

Esperaba que estos neumáticos Continental ContiSportContact 195/45 R17 iban a ser un desastre pero curiosamente permiten bajar bastante bien la modesta potencia al suelo y aguantan un trato exigente sin apenas  inmutarse si haces las cosas bien.

La dirección está claramente filtrada pero se siente directa por lo que con poco giro de volante es posible meter el morro donde quieres exactamente. Al no tener modos de conducción donde pueda escoger o cambiar su dureza, Suzuki ha decidido mantener un punto de ligereza que viene muy bien en el día a día y que no penaliza demasiado en conducción alegre por lo que aquí ha caído otro de mis prejuicios. 

Y si de prejuicios va la cosa, ahí va una ración de frenos. Este Suzuki Swift Sport monta unos pequeños discos delanteros ventilados de 16″ y traseros macizos de 15″, ambos mordidos por pinzas flotantes de un pistón que…se defienden muy bien a la fatiga. Tanto que impresionan. Con otros coches en este mismo tramo he tenido que terminar levantando el pie, algo que con este Swift misteriosamente no ha sucedido. Tan solo unas pequeñas vibraciones en el pedal empezaban a avisarme que tocaba darles un respiro, algo que creo con unas pastillas más deportivas y latiguillos se solucionará fácilmente. 

Eso sí, el tacto del pedal es mejorable. Tiene una primera parte del recorrido muerta y una segunda más blanda de lo que me gustaría, dificultando saber exactamente cuánto vas a frenar finalmente. Además las luces de warning saltan con relativa facilidad en frenadas fuertes lejos de alcanzar el ABS, lo que las primeras veces incita a levantar el freno pero resulta fácil acostumbrarse. 

Porque en general es sencillo hacerse con este Swift Sport y a poco que hayas conducido coches rápidos, te resultará fácil exprimirlo de una manera efectiva gracias al genial compromiso entre lo rápido que es -que no es mucho- y el chasis que tiene -al que le entraban muchos más caballos- gracias a lo ligero que se siente. Con un 0-100km/h en 9,1s ya te podrás imaginar que no es un misil pero sí que impresiona lo que da de sí este 4 cilindros con bastante chicha entre 2.500-5.000rpm, momento en el que pincha un poco hasta el corte a unas 6.000rpm. 

¿Es este el motor de 4 cilindros menos potente del mercado? Probablemente, pero te aseguro que parece tener muchos más caballos de los que anuncia aunque su sonido no acompañe.

Pero entonces…¿me está gustando? ¿no me está gustando?…me está encantando. 

El control de tracción es muy permisivo y permite cierto deslizamiento de sus ruedas delanteras de manera muy inteligente sin cortar la diversión. No he visto necesario desactivarlo para pasármelo bien yendo (muy) rápido, cosa que dice mucho de su tarado y que, sin duda, tiene una relación directa con su ligereza y su modesta potencia. Y es que está en ese equilibrio justo en el que no se echa en falta un diferencial autoblocante mecánico, pudiendo hundir el pie derecho sin contemplaciones a la salida de las curvas más cerradas sin miedo a subvirar más de la cuenta. 

Y gran parte del éxito de este comportamiento tan neutro es su suspensión. Con una configuración McPherson delantera y trasera de barra de torsión sobre el papel no parece la panacea, pero monta amortiguadores Monroe en ambos ejes que casan a la perfección con unos muelles tirando a blandos. Balancea bastante, muchísimo más que un Ford Puma ST por ejemplo, pero después de cientos de kilómetros de curvas es algo que no me molesta en ningún momento. He tenido que forzarme para verlo más que haberlo notado como una desventaja del coche. 

Es más, yo diría que en un coche de estas características es toda una ventaja. Una suspensión mucho más dura y rebajada seguramente obligaría a tocar otras cosas y haría que se perdiera esta nobleza a la hora de negociar las curvas donde se puede sentir fácilmente la transferencia de masas, cómo apoya firmemente y a partir de qué punto la cosa se empieza a descontrolar de una manera predecible y para todos los públicos. 

Tan noble es que la única pega que sí le pondría a este chasis es que descolgarlo de atrás en carretera es casi imposible. La trasera va extremadamente plantada lo que da muchísima confianza para entrar pasado en las curvas sin miedo a movimientos extraños pero también mata un poco la diversión en las más cerradas donde, si levanto el pie bruscamente, tan solo me encuentro con que a la salida me habré quedado corto de gas. Solo tocando freno con el pie izquierdo, volando en circuito o con otras gomas se comporte de manera algo más alegre…

Aún así, reconozco que dinámicamente me parece todo un acierto, como pude comprobar el último día en una ruta con amigos siguiendo a varios coches que rozaban los 200CV (MINI Cooper S R56, Ford Fiesta ST, Abarth 595 Competizione, etc…) a los que asombrosamente podía seguir sin problemas, sin quedarme sin frenos (impresionante) y con plena confianza, sin sustos, sin estar sobre-conduciendo y pasándomelo como un enano.

El asfalto estaba bastante roto por lo que creo que aquí la suspensión del Swift Sport jugaba con ventaja ya que por muchos rotos, juntas de dilatación o incluso piedras que nos encontrábamos, este pequeñajo se mantenía en su sitio sin feos rebotes ni movimientos extraños. ¡Encima los pedales están colocados perfectamente para hacer punta-tacón de libro!

Ni siquiera he echado de menos ese autoblocante, que tan solo me planteraría en este coche en caso de aumentar su potencia por encima de los 170-180CV. ¿No crees que este es uno de los mejores piropos que se le puede echar? Y lo mejor de todo es que consume poquísimo para lo que corre. Es un auténtico mechero y por mucho que le piso no he llegado a ver medias de más de 8l/100km. 

¿Será el sistema híbrido? No lo sé, pero si es así, creo que estoy preparado para el futuro…

Paseo por dentro

La posición de conducción en el Swift Sport es tirando a alta; se nota desde dentro del coche que estás algo más elevado -algo parecido pasaba en el Toyota GR Yaris– , pero no es algo que me haya molestado durante estos días. Por supuesto que ir más bajo reduciría las sensaciones de balanceo de la carrocería pero la visibilidad es buena y queda espacio suficiente para gente mucho más alta que yo (más de 1,85m). Además los asientos agarran muy bien sobre todo en la zona del culo -no tanto en los laterales- y tiene un diseño muy característico que se ha ido heredando generación tras generación con el reposacabezas integrado y el logo de Sport grabado. 

Una vez sentado, mirando al frente me encuentro con un volante pequeño con buenos acabados muchos botones (muchos) desperdigados por sus brazos y por pestañas supletorias que resulta agradable de utilizar y cómodo de manejar en conducción deportiva aunque esté achatado por debajo. Delante, un cuadro central que de nuevo me recuerda al del GR Yaris, mantiene las agujas para revoluciones y velocidad -en esta versión Sport van sobre fondo rojo para darle un toque de deportividad- e incorpora una pantalla central pequeña que muestra mucha información interesante en tiempo real: 

Par y potencia, carga de acelerador y freno con unos gráficos de barritas muy curioso, temperatura de aceite, indicador de marcha, distribución energía eléctrica, detector de señales, consumo, etc…además, una de las cosas que ha caracterizado siempre a los Swift Sport es lo bien equipados que están por tan poco dinero. Extras que en otras marcas cuestan miles de Euros, aquí son todos de serie por lo que a la hora de comparar precios es importante tener en cuenta que éste incluye asientos calefactados, retrovisores también calefactados, detector de ángulo muerto, sistema de cambio de carril (funciona bien pero desactivado mejor), cámara trasera (calidad bajita), climatizador mono zona -tampoco es muy grande la zona a climatizar-, control de crucero adaptativo, alerta colisión frontal,…en fin, todos los extras que necesitas. 

Pero lo que desentona totalmente con todo lo demás es su arcaica pantalla central con unos gráficos que parecen diseñados hace 10 años y que muestra la información básica. Imagino que gracias a montar AppleCar Play y AndroidAuto (no inalámbrico) sus dueños la verán relativamente poco…

Mantiene mandos físicos para lo importante. Bien Suzuki, ¡bien!

En general se siente un coche sobrio por dentro pero con muy buenos ajustes para el precio que tiene, sin grillos ni sensación de coche barato y tan solo podría quejarme de que es un coche ruidoso pero no por el escape. El ruido aerodinámico es alto y el ruido del motor -poco evocador- se cuela en el habitáculo sin vergüenzas por lo que para mantener una conversación a más de 110km/h es necesario levantar algo la voz. 

¡Ojalá se colase otro tipo de sonido!

Paseo por fuera

Llevo varias horas disfrutando de esta pelotilla naranja como hacía tiempo que no disfrutaba así que, como  me gusta hacer en estos casos, me paro en una zona amplia sin nada al rededor y me bajo para mirar el coche por fuera durante un buen rato. 

Empiezo por mi parte preferida en este coche, el morro, desde donde el Swift Sport me mira con cara de cabreo. Sus faros delanteros tienen claramente el ceño fruncido gracias a un diseño del capó delantero muy acertado con unos pasos de rueda marcados y una caída central muy plana. Esa caída muere en un paragolpes frontal también agresivo con muchas aperturas -solo verdadera la central para refrigerar el enorme radiador- y un lip inferior en plástico negro que ayuda a acercar visualmente el coche al suelo. 

Al acercarme a ese lip veo que tiene grabado un patrón que imita a la fibra de carbono y parece prolongarse al rededor de todo el coche ya que las faldillas laterales y el difusor trasero comparten este tipo de acabado. Es su vista lateral la que menos ha cambiado con los años. La línea del techo sigue siendo muy horizontal aunque en esta generación es algo más curva que en generaciones anteriores, algo que sucede igual con la línea de cintura que deja de ser una sola línea que une ambos ejes para pasar a ser dos líneas independientes que se cruzan virtualmente a la altura del tirador de la puerta delantera. 

El de las traseras sigue oculto en la parte superior de la puerta para dar esa sensación de 3 puertas y está pintado en negro, a juego con su techo y pilares siguiendo la tradición que el MINI de Stephenson creó pocos años antes de que lo copiase el primer Swift Sport. Pero si hay unas protagonistas indiscutibles del lateral del coche, estas son las llantas sin lugar a dudas. Su diseño es exclusivo de esta tercera/cuarta generación del Swift Sport y para mi lo que más desentonan con el enfoque deportivo del coche. 

Su acabado brillante mecanizado con fondo en negro distan mucho del acertado diseño del VW Golf GTi MkV por ejemplo y parecen más enfocadas a un coche urbanita con un paquete estético más pintón que para un deportivo. Por desgracia la marca no ofrece ningún otro diseño y, como con las que montaba de serie el Toyota GT86 de primera generación, sería lo primero que yo cambiaría en este coche quizá por unas de anterior generación. 

La trasera, como el lateral, también se ha descafeinado un poco en esta última generación aunque afortunadamente mantiene las dos salidas de escape que predominan esta vista sin duda alguna. Están ahora totalmente integradas en la moldura negra del paragolpes inferior que simula visualmente un difusor y tienen un tamaño generoso aunque como te decía antes por desgracia no se corresponde con su sonoridad. 

El alerón trasero también se ha vuelto algo más tímido que el de generaciones anteriores

Como curiosidad, Suzuki ofrece un catálogo bastante extenso de accesorios muy extenso con pegatinas para las llantas, vinilos para la carrocería al más puro estilo Need For Speed Underground, retrovisores pintados, etc… [Fuente]

Conclusión

Si tuviese que resumir este coche en un frase, esta sería: UN MECHERO MUY DIVERTIDO. Es un coche para estrenarse, no para cambiar el deportivo de más de 200CV que ya tienes en el garaje, porque seguro que en algún aspecto sentirás que que es bajar un escalón. Un coche que ojalá hubiese sido mi primer coche ya que es quizá el deportivo de menos de 150CV más completo del mercado. 

Es perfecto para aprender a coger curvas bien, frenar correctamente, manejar sus inercias y para entender cómo exprimir un coche hasta su límite de manera divertida; pero sobre todo de manera segura y consumiendo una cantidad de gasolina ridícula. Y cualquier primer coche debe cumplir estos requisitos ya que normalmente la experiencia y el bolsillo de su conductor suelen estar ambos en la reserva. 

Yo sinceramente lo recomiendo 100% (a falta de probar el último Abarth 595). Olvídate del precio ya que todos los coches del mercado han llegado a unos precios desorbitados; no te pongas a comparar con otros coches por ese mismo dinero…si buscas un coche deportivo NUEVO para todos los días, este es el coche a comprar ya que sus hermanos mayores (Fiesta ST, i20 N y compañía se han subido ya al carro de los 30.000€).

Se siente ligero, MUY ÁGIL y así de serie tiene un comportamiento muy neutro sin desmanes de ninguno de los ejes, pudiendo ir realmente rápido con él sin preocuparte por nada. Y sinceramente, aun sabiendo lo que se le debería para terminar de afinar su comportamiento (algo más alegre de atrás, por ejemplo), yo lo dejaría así.

Bueeeeno, pensándolo mejor…sí le montaría una línea de escape más alegre (Abarth aquí le da mil vueltas!), montaría una llanta más agradable a la vista aprovechando a meter algo más de goma en las delanteras para hacerlo más juguetón de atrás, unas pastillas más racing,…

Pero son cosas menores que sin ellas también se pueden vivir. Y lo más importante, es que lo importante -valga la redundancia- es muy bueno ya, tal y como está. A mi no me hace falta tocar suspensión ni potencia ya que desencadenaría el Efecto Mariposa de ir reforzando otros puntos del coche y que harían que sí, el coche sería más rápido y efectivo en curva, de eso no hay duda, pero se perdería esta esencia de coche ligero poco potente pero muy capaz que ya está realmente bien puesto a punto por los ingenieros de Suzuki. 

Quizá tras los años de tenerlo sí recomendaría a su dueño que se animase a ir tocando alguna cosita pero más para ir aprendiendo de reglajes que por pura diversión al volante. 

Desde luego estrenarse con un Swift Sport atmosférico de anteriores generaciones sería todavía mucho mejor para aprender a sacarle todo el partido a la caja de cambios, perfeccionar el punta tacón y vivir esa sensación única de estar todo el tramo de montaña por encima de las 4.000rpm, pero sin duda será mucho más lento que este y seguramente te acabes cansando de tener que estirar tanto las marchas para sacarle toda la chicha al 4 cilindros.

Pero entonces, ¿recomiendo su compra o no? Pues depende. Si eres de los que necesita un coche NUEVO para dormir tranquilo, lo recomiendo sin dudarlo. No te defraudará al volante, consumirá poco y encima te llevas una base sobre la que poder trabajar mucho si hay algún aspecto que no termina de convencerte del coche. 

Olvídate de su potencia, pruébalo y luego decide. No caigas en el error de dejarte llevar por los prejuicios y recuerda que te llevas un coche de 1.000kg con uno de los mejores chasis del mercado.

Sin embargo, si eres como yo de esos que te gusta enfangarte en el mercado de segunda mano, te recomiendo que mires alguna unidad pre-híbrida en buen estado y que la diferencia en precio (5.000€ – 8000€) la guardes para esas mejoras que comentaba antes y el extra de consumo. El chasis es prácticamente el mismo y te llevarás el Swift Sport más potente de la historia, el más ligero, el más rápido y te aseguro que cuando salgas de ruta con coches más potentes, no tendrás nada que enviadarles. 

¿Alguien se ofrece para probarlo aquí?

¿Se nota que me gusta esta vista, no?