PRUEBA: Ford BRONCO Badlands (2024)

PRUEBA: Ford BRONCO Badlands (2024)

El eslabón perdido entre un Raptor y un Wrangler

La filosofía del Ford Bronco podría resumirse en una sola frase, como puede leerse en la plaquita identificativa dentro del coche:

“Designed and engineered in Deaborn, USA. Built at Michigan assembly Plant”

El Ford Bronco no solo tiene un nombre potente, una estética imponente y tecnología para aburrir; tiene un halo a su alrededor de coche americano bruto y robusto que no deja indiferente a nadie, que tuerce cuellos al pasar.

Lo mejor de todo es que detrás de esta carismática fachada Ford ha desarrollado un auténtico TODO TERRENO con mayúsculas, capaz de moverse por cualquier terreno sin vergüenza alguna, poniendo contra las curdas a su principal rival, su archienemigo, el Jeep Wrangler.

Todoterrenos puros como este quedan pocos, ¿será la opción más equilibrada entre habilidades offroad y uso diario? Salgamos de dudas.

La estética huye de modas SUV con una planta inconfundible de Todo Terreno.

Pero…¿esto que es?

Si vives en Europa es probable que el nombre Bronco te pille de nuevas pero al otro lado del charco esas 6 letras son bastante famosas. La primera generación del Bronco surgía en 1966 como una especie de mezcla entre un TodoTerreno y un SUV de los de ahora, con buenas capacidades fuera del asfalto y tres carrocerías disponibles: coupé, Pick-up y roadster (biplaza descapotable). Tras otras cuatro generaciones en las que Ford iría dando pasitos pequeños mejorando su ergonomía y calidades interiores, el Bronco se iría volviendo más SUV que 4×4.

En 1996, tras la polémica persecución policial del Ford Bronco de 1993 perteneciente al jugador de fútbol americano O.J. Simpson -tiempo después condenado por el asesinato de su mujer y un amigo- , el Bronco se retiraba del mercado por su falta de ventas siendo sustituido por el Explorer. Intentaría así competir con los exitosos GM Suburban y Chevrolet Tahoe, modelos que nunca llegaron a pisar suelo europeo.

Pero más de 25 años después y en plena burbuja romántica/nostálgica, Ford decidió en 2020 recuperar el Bronco con una estética 100% nueva pero que rememoraba aquella primera edición con las letras F O R D en su frontal, sus faros redondos y los intermitentes horizontales entre ellos. Por fortuna, en 2022 Ford anunciaría que por primera vez en la historia el Bronco llegaría a Europa como modelo 2023.

En esta sexta generación Ford ha sido algo más fiel que con el Capri -el precioso coupé de los 70-80 convertido por desgracia ahora en un B-SUV eléctrico- lanzando al mercado de manera muy inteligente dos versiones aparentemente iguales del Bronco pero con diferencias muy significativas, en lugar de lanzar un solo modelo que no cubriese ni unos gustos ni los otros.

Ford Bronco Sport. Un SUV unos 10.000€ más barato que el Bronco (a secas)

Por un lado tenemos el Ford Bronco Sport como SUV urbanita con chasis de tipo monocasco y motores de 3 y 4 cilindros con 1.5 y 2.0 litros respectivamente; y por otro lado el interesante, este Ford Bronco (a secas) con una plataforma de TodoTerreno tradicional de travesaños y largueros y motores de 4 cilindros y 6 cilindros con 2,3 y 2,7 o 3,0 litros respectivamente. Un coche que la marca sigue empeñándose en catalogar de SUV para arañar ventas pero que de SUV solo tiene el nombre.

En España tan solo se puede comprar con el motor gordo (V6 de 2.7 litros y 334CV), cambio automático de 8 velocidades y 2 acabados (en EEUU hay 9 distintos, entre ellos el radical acabado RAPTOR que ya probamos en la Ford Ranger de 4 y 6 cilindros) Outer Banks y Badlands, siendo este último el más enfocado para conducción offroad por su mayor altura libre al suelo, mejores ángulos, neumáticos y chuches Todoterreno. ¿El precio? Mejor vemos eso al final…

No hay logos de Ford salvo uno en la parte trasera; hasta el punto que una persona en la calle me preguntaba que “qué marca era el coche”, si era BRONCO una marca nueva.

Un interior de altura a la altura:

Las primeras sensaciones al volante son realmente buenas. Es de esos coches que tienes que trepar a su asiento a poco que midas menos de 1,70m y una vez dentro, moviéndote entre el tráfico de la ciudad te cruzas con pocos coches más altos que tú. La percepción inicial es de mayor calidad que en un Jeep Wrangler y tienes mejor visibilidad gracias a tener más superficie acristalada. 

El parabrisas está también muy vertical pero las ventanillas son más grandes y dejan entrar más luz. Curiosamente Ford ha decidido hacer las ventanillas sin marco. La calidad de rodadura también es superior, aun con estos neumáticos de tacos BF Goodrich AllTerrain. La dirección se nota con mucha asistencia pero tiene suficiente precisión como para moverte por autopista con confianza sin tener que corregir volante constantemente.

Por dentro aun así muchas cosas recuerdan a la Ford Ranger Raptor. El mando selector de modos de conducción G.O.A.T. es el mismo, la pantalla central juraría que también y mantiene de igual manera mandos físicos para todo lo importante, dejando esta en un segundo plano. 

El volante es específico con el logo del caballo encabritado en su centro en lugar del logo de Ford y los botones aquí se encuentran protegidos bajo una membrana de goma muy agradable al tacto que permite lavarlo sin miedo a que se cuele agua entre ellos (recuerdan mucho a los de un Land Rover Defender).

Se nota el cuidado por los detalles asociado a la tarifa del coche. El equipo de sonido es Bang&Olufsen, hay cuero por todas partes y no falta ni un solo extra (al menos en esta unidad con acabado Badlands).

Lo que resulta impactante es la cantidad de sitios donde pone BRONCO o encuentras el caballo característico del modelo, siendo complicado encontrar un solo logo de Ford. En el volante, las llantas, el cuadro de instrumentos, los asientos, todas las pantallas, ¡la luz de cortesía del maletero!, en el propio morro...tan solo en la trasera se encuentra el logo del óvalo. Recuerda a la obsesión por el caballo típico del Mustang en el Ford Mustang Mach-E, parece que tienen la lección bien aprendida. Aquí, al igual que en los Ranger Raptor, se acompaña el interior de ligeros toques de un color alegre -en este caso el naranja-, terminando de dar un toque algo más desenfadado con mucho acierto.

Aunque para cosas curiosas está el diseño del cuadro de instrumentos. Mantiene a su izquierda unas agujas analógicas en el velocímetro pero lo demás ha sido reemplazado por una pantalla de discretas dimensiones donde cuesta a veces encontrar la información que buscas. Las revoluciones se muestran en forma de barra vertical, el número de la marcha que llevas engranada se hace pequeño y la letra y tamaño de los gráficos en general de toda la información que se muestra es tirando a pequeño. Por ejemplo, cuesta diferenciar el tipo de tracción seleccionada sobre el típico gráfico de reparto de par entre ejes, pero también es cierto que la enorme pantalla central -muy al estilo Ford- suple este problema sin dudas.

Paseo al volante:

El Bronco se ve un coche alto por fuera, sensación que se confirma al volante. Vas sentado MUY arriba, mucho más de lo que estamos acostumbrados; lo que hace que al parar al lado de un SUV grande como puede ser un Mercedes-Benz GL, su línea de techo cae a mitad de la ventanilla. ¿Te da sensación de poder y seguridad? Realmente sí, aunque sea un pensamiento inconsciente y esté mal decirlo. La altura libre al suelo es importante (261mm) y tiene una pegada en carretera que impresiona.

En gran parte esa sensación está incrementada por una suspensión con unos recorridos muy amplios que no consigue evitar que tu cuerpo se vaya moviendo hacia todos lados (de serie monta amortiguadores Bilstein), pero es totalmente necesario para lo que vendrá después. Desde fuera no da la sensación de coche rápido, pero basta hundir el pie derecho sin piedad para que la caja baje un par de marchas -a su ritmo, eso sí- y empieces a escuchar como este Bronco V6 intenta absorber todo el aire disponible en varios kilómetros a la redonda a la vez que su enorme turbo busca par de debajo de las piedras.

El sonido de este Ford Bronco Badlands no es tan espectacular como el de la Ranger Raptor V6, especialmente en el interior.

No tiene levas tras el volante por lo que hay que tener paciencia con el cambio de marchas pero tampoco se echan en falta. Es cierto que con la palanca de cambios central se puede cambiar de marcha gracias a un pulsador lateral alcanzable con el pulgar, pero no es el sistema más cómodo del mundo y una vez metido en faena en conducción todoterreno es mejor dejarle el trabajo al cerebro electrónico y tú dedicarte a lo importante: disfrutar.

Porque sus habilidades offroad están tan bien desarrolladas que resulta hasta difícil ponerlo a prueba si no es en un circuito TT o una ruta MUY exigente (sí, con mayúsculas). El Bronco es tracción trasera por defecto (2H) pero con los pulsadores sobre el mando de control de modos de conducción G.O.A.T. se puede activar la tracción 4×4 inteligente (4A), la tracción 4×4 con el diferencial central bloqueado para enviar el 50% a cada eje como máximo (4H) -útil para condiciones de muy baja adherencia como nieve o barro abundante- o las marchas cortas o reductora (4L). Además de poder bloquear de manera manual los diferenciales delantero y trasero, desconectar barra estabilizadora delantera y activar un “asistente de giros cerrados en pista”.

Los bancos de arena tampoco se le atragantan; basta desactivar rápidamente el control de tracción con el pulsador de la consola central para evitar quedarse clavado (y sí, lo digo por experiencia).

En la práctica, la asombrosa tracción que tienen estos neumáticos BF Goodrich en terrenos pedregosos y secos y lo bien tarado que está el control de tracción permiten circular por casi cualquier pista en 2H o en 4A, siendo casi más divertido hacerlo con solo dos ruedas motrices lo que permite alguna que otra alegría a la salida de las curvas. Se puede circular rapidísimo con una suspensión que se traga todo lo que aparezca por delante y una dirección que no copia en exceso las irregularidades, dando una sensación de confianza inmensa.

Lo más impresionante es que cuando aparecen subidas con una inclinación generosas y el terreno muy roto, ¡no es necesario recurrir ni a la reductora! Basta una buena velocidad para subir por casi cualquier sitio y sin rozar al llegar a la cima gracias a esa altura libre al suelo que comentábamos antes. Y cuando quieres bajar, la precisión milimétrica de su acelerador, el control de descenso de pendientes y las cámaras delantera y laterales terminan de bordarlo.

Una vez más, la cantidad de modos de conducción en este tipo de coche parece intentar justificar el precio que pagas por este juguete para mayores. Aquí tienes ECO, NORMAL, RESBALADIZO, BARRO/BACHES, ARENA, LENTO SOBRE ROCAS y BAJA; modos de conducción que tienes que estudiarte antes de utilizarlos porque alteran las ayudas, los diferenciales, la tracción, etc…pero que en la práctica creo que pocos dueños usarán.

Con la salvedad de los modos ECO, NORMAL y por supuesto BAJA. No es tan tan radical como el de la Ford Ranger Raptor pero sigue disparando tu adrenalina al ver que vas casi sin ayudas (casi, porque el control de estabilidad sigue latente), escupiendo piedras con las ruedas traseras y dejando una rapidísima polvareda a tu paso que seguro se verá a varios kilómetros a la redonda.

Yendo al detalle de podrás quejar que el sistema de cámaras exteriores y cómo te muestra la información offroad está menos trabajada que sus competidores, que falta una visualización 3D del coche, que los asientos son demasiado anchos y les falta agarre o que consume 13,7l/100 km (en una media de 19.000km) pero son detalles en realidad sin importancia que en ningún momento empañan la divertidísima experiencia que este todoterreno es capaz de darte en cualquier terreno.

Paseo por fuera:

Su estética es inconfundible aunque le faltan un par de generaciones -si es que llegan finalmente- para convertirse en un nuevo icono 4×4. A la corta lista de todoterrenos con aspecto de serlo de la que el Defender se cayó de esa lista y el Toyota Land Cruiser va de camino, se suma este simpático ladrillo cuadrado que estéticamente funciona muy bien en persona. 

Los faros delanteros circulares están cortados por una línea horizontal que le aporta personalidad al encontrarla calcada igual en el botón de encendido del coche. Los dos cuernos sobre el capó -útiles para…?- se ven claramente desde dentro dándole gracia al puesto de conducción y alegran un lateral muy plano y contundente.

Al igual que el Jeep Wrangler, el Ford Bronco es también descapotable pero a su manera, pudiendo retirar el techo por secciones.

Otro color de carrocería le sentaría mejor (hay alguna unidad en color rojo ya en el mercado de segunda mano por la que babearíamos cualquiera de los presentes) pero el conjunto con sus llantas “pequeñas” de 17” convence en persona. Los pilotos traseros son también LED y la rueda de repuesto y el portón trasero de apertura horizontal le dan esa estética offroad que vas buscando en este coche.

Aun así aquí en Europa el Ford Bronco no se ve tan especial como un Wrangler o un Defender (de los anteriores). No tiene esa historia detrás de varios modelos que has ido viendo evolucionar desde pequeño y adolescente hasta hacerte adulto que sí tienen los dos primeros. Y este es un segmento en el que eso tira muchísimo…y si no, que se lo digan a INEOS con su GRENADIER (que cada vez queda menos para que pase por aquí).

Conclusión:

No se puede atrasar más: el Ford Bronco Badlands parte de…92.000€ (el Outer Banks son unos 4.600€ menos). Esto lo sitúa 9.000€ por encima del Jeep Wrangler RUBICON 2024 de 272CV (no híbrido) y en línea con el INEOS Grenadier Trialmaster gasolina de 286CV que es 1.000€ más caro. Son casi 100.000€ si le metes 4 extras y será cuestión del bolsillo de cada uno considerar si es mucho dinero o no para un juguete de niños grandes.

Lo que hay que tener claro es que si te compras este coche te tiene que gustar practicar una conducción Todoterreno DE VERDAD para disfrutar completamente de este coche. Si lo compras por la estética para usarlo como SUV, no es tu coche. Y no es porque no sea cómodo, pues cumple perfectamente, sino porque la cantidad de tecnología que tiene detrás es tan impresionante y funciona tan bien que comprarla para no usarla es un sacrilegio automovilístico. Es como comprarte un portátil gamer de 3.000€ para utilizarlo para entrar en Facebook.

La parte buena es que aunque pueda parecer caro, tras el volante no da la sensación de estar destrozando un lujoso Mercedes-Benz G400d de 140.000€ cuando lo aprietas en pistas rápidas o en zonas muy críticas offroad. Las llantas tienen el tamaño que tienen que tener, el neumático es simplemente perfecto, la suspensión tiene unos recorridos enormes, la dirección se mueve poco y por lo bien tarado que está el control de tracción y la gestión de los diferenciales, permiten volar por pistas de tierra y subir por cualquier sitio sin preocuparte.

Entonces ¿Wrangler o Bronco? Mi respuesta personal sería que ni uno ni otro. Cuando estos juguetes rondaban los 40.000€ ya era un juguete caro pero ahora son simplemente injustificables, más vistos los precios de las generaciones anteriores en el mercado de segunda mano. Un Suzuki Jimny te da un 90% de la felicidad que te dan estos coches y cuesta 4 veces menos.

Así que creo que ahí ya tienes mi opinión…



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