Nissan Skyline GT-R: el nacimiento de un monstruo

Nissan Skyline GT-R: el nacimiento de un monstruo

¿Lobo con piel de cordero?

El Nissan GT-R de última generación (R35) ya no se vende en Europa, pero ya empiezan a sonar las campanas de que la marca está trabajando en su remplazo, el R36. Los rumores apuntan a que será el último coche de gasolina que Nissan fabrique por lo que la cosa promete pero, si se repite la historia del R35, estaremos muchos años babeando con la información que la marca nos irá soltando con cuentagotas. 

Así que vamos a aprovechar la espera para ponernos al día y recorrer en una serie de artículos breves (o eso voy a intentar) la curiosa y a veces desconocida vida del deportivo más famoso de Nissan: probablemente el deportivo japonés más exitoso de toda la historia. 

Como no podía ser de otra manera, empezaré por el principio, el primer GT-R de hace más de 50 años y que seguramente no conozcas casi nada de él. 

Las 6 generaciones más famosas del Nissan GT-R. Hoy te traigo su nacimiento y las dos primeras [Fuente]

Prince y Nissan, Nissan y Prince

En 1966 Nissan absorbe a la prestigiosa marca Prince y el modelo Skyline, que llevaba bajo del paraguas de Prince desde 1957, pasa a convertirse en un Nissan. Esta fusión estaba acompañada de 2 cosas muy importantes para el coche que hoy nos atañe: la primera es que el propio gobierno japonés participó en la operación con el objetivo de fortalecer la industria automotriz tanto en las calles como en el circuito (así que había pasta para jugar).

Y la segunda, que Prince ya había empezado a cortejar el concepto de berlina GT deportiva con el Prince Skyline Sport, una variante «deportiva» (nótese el entrecomillado) de la prestigiosa berlina de 4 puertas diseñada nada más y nada menos que por Giovanni Michelotti (sí, el mismo que diseño bellezas como el Alpine A110, el famoso Triumph Spitfire o el elegante Maserati 3500GT, entre muchos otros).

Sí, aunque parezca mentira, esta fue la base inicial del GT-R, un Prince Skyline [Fuente]

En el salón de Tokio de 1969 Nissan presentaba el primer GT-R de la historia y aunque parece que solo añadía una -R a su nombre -estaba basado en el Skyline GT- y prometía unos modestos 160CV, estos le valieron para arrasar en los circuitos japoneses como nadie había hecho hasta la fecha y como nadie ha conseguido repetir. Una berlina de lujo preparada para correr se imponía a coches específicamente desarrollados por brillantes ingenieros única y exclusivamente para ganar en circuitos. 

Y cuando esto pasa suele deberse a la misma cosa: una genial idea muy bien ejecutada por un maestro de orquesta apasionado de los coches. 

1964 fue un año importante para Japón. Los Juegos Olímpicos servían de escaparate para los increíbles trenes bala, las novedosas autopistas y en lo que al automóvil concierne, el incremento del límite de velocidad, algo que apoyaba indirectamente la emergente cultura de coches deportivos también de calle [Fuente]

Japón empieza a despertar también en los circuitos

Esta idea surge de la cabeza pensante de un brillante ingeniero, Shinichiro Sakurai, quien a principios de los 60 y tras más de 10 años trabajando para Prince, empieza a interesarle ganar carreras, como a prácticamente cualquier japonés de la época. El país estaba recuperándose de la guerra a pasos agigantados, la industria automotriz japonesa despertaba con fuerza y las carreras de coches volvían a tener el protagonismo que tuvieron años atrás. 

Así se estrenaba en Suzuka el primer Gran Premio de Japón de la historia en 1963 con una presencia muy interesante de coches europeos que venían a conseguir «victorias fáciles» –Lotus 23 (ganador), Ferrari 250 GT, Jaguar E-Type , Aston Martin DB4, Porsche 356…- mezclada con unos pocos coches japoneses que hacían lo que podían.

Entre ellos destacaron dos especialmente: el ganador de la categoría de Turismos entre 1.300 y 2.500cc, el Datsun Fairlady 1500 de Genichiro Tawara (y digo «de Genichiro Tawara» y no «con Genichiro Tawara al volante» porque era literalmente su coche, sin apoyo ninguno de Nissan) y el que nos interesa hoy, el distinguido Prince Skyline Sport Coupé en el que la propia marca había sentado al ex-piloto de motos Tetsu Ikuzawa y que no llegó a terminar la carrera por motivos desconocidos. 

Una de las pocas imágenes de archivo del Prince Skyline Sport Coupé de 1963 [Fuente]

PRINCE SKYLINE SPORT GT (1963)

Imagino que para los japoneses, inaugurar un GP en casa y que todos tus coches locales queden por detrás que los visitantes no tuvo que hacerles mucha gracia así que para 1964 en Prince se ponen las pilas y para el GP de ese año alistan 7 Prince Skyline 2000GT (y 14 Datsun Fairladys, por si acaso) con los que correrían en la categoría GP-II batiéndose contra un Porsche 904 GTS, un Lotus Elan y varios MGB. 

El Skyline no ganaría tampoco este año pero sí serían épicos tanto el adelantamiento de Tetsu Ikuzawa al Porsche 904 privado -que aún así se alzaría con la victoria- y el resultado final, ya que los Skylines ocuparían desde la 2ª a la 6ª plaza, avisando de que esto no era una simple berlina deportiva. Porque no lo era…

Prince Skyline Sport GT delante del rapidísimo Porsche 904 [Fuente]

El Prince Skyline Sport GT de 1963 había cambiado en 1964 y mucho. Ahora el coche tenía el motor de 6 cilindros en línea y 2 litros de cilindrada del Gloria incrustado en el ligerísimo chasis del Skyline de 4 puertas -aunque tendría que ser alargado su morro para que entrase el nuevo motor- y se le endosaban 3 carburadores Weber. Atrás quedaron los 80CV del 4 cilindros 1.5 litros del anterior motor y se alcanzaban los 127CV quienes, asociados a una caja manual de 5 marchas, diferencial autoblocante y unas suspensiones algo rebajadas pero muy lejos de los estándares actuales, lo convertían en una veloz máquina de coger las curvas de lado. 

Prince fabricó las 100 unidades justas que eran las necesarias para poder correr según la normativa de la época, terminándolas solo 3 días antes de la carrera. Pero lo consiguieron, llegaron a Suzuka aquel 3 de mayo de 1964 -fecha inolvidable para cualquier aficionado del GT-R- y tan solo se quedaron todavía con la espinita clavada de no ganar, aún consiguiendo incluso la vuelta rápida. 

Prince Skyline GT (S54A-1). Éste en concreto compitió en el GP de Japón de 1964 en la categoría GT-II en las manos de Yoshikazu Sunako haciéndose con la segunda plaza [Fuente]

PRINCE SKYLINE 2000GT: GT-A y GT-B (1965)

En febrero de 1965 se lanza al mercado como un coche de calle bajo el nombre de Prince Skyline 2000GT en dos versiones. Sobre el «estándar» GT-A -solo con 1 carburador y unos modestos 104CV- la versión GT-B, añadía un bonito volante Nardi, frenos de disco en el eje delantero, barra de torsión también en el eje trasero y sobre todo, tres carburadores Weber de doble cuerpo que aumentaban la potencia de esta berlina de 4 puertas hasta los…123CV a 5.400rpm. 

Lo cual sigue sin sonar a coche de carreras de calle pero el peso seguía siendo reducido y las opciones disponibles eran muchas, algo que los más asiduos de los circuitos agradecieron y que hace muy difícil encontrar dos GT-Bs iguales: pinzas de freno delanteras de 2 pistones, suspensión rebajada, caja manual de 5 marchas, arneses de seguridad, diferencial autoblocante, etc…

Pero Prince había visto que la competencia se estaba poniendo las pilas también en los circuitos así que si querían estar arriba ahora ya no les bastaría con seguir afinando su exitosa berlina. Necesitaban algo más burro.

Prince Skyline 2000GT (S54B-2) de 1965, la evolución del Skyline GT. Lobo con piel de cordero [Fuente]

El Nissan Prince R380: por fin la pesadilla de Porsche

1966 es el gran año para Nissan. Recién absorbido Prince y a todo su equipo técnico -entre ellos al ingeniero jefe Sakurai-, desarrollan ya conjuntamente el Nissan Prince R380 (de momento se mantenían los nombres de ambas marcas, pero con el importante primero) siendo el primer prototipo enfocado exclusivamente a competición tras la Segunda Guerra Mundial.

Se tomaban las ideas aerodinámicas de los competidores de la época creando una carrocería realmente baja y esbelta fabricada en chapa de aluminio con los faros completamente carenados que se montaba sobre el chasis reforzado de uno de los coches ingleses más exitosos de la época, un Brabham BT8. Se convertía en el primer coche de motor central de Nissan -mucho antes del que mucha gente considera es el primer Nissan de motor central, el MID4 de 1985- al montar en esta posición el motor GR8 de 2.0 litros, 6 cilindros en línea y doble árbol de levas en cabeza del Prince Skyline en lugar del menos fiable Coventry Climax inglés.

El Nissan Prince R380-I no fue solo el primer deportivo japonés en ganar un Gran Premio, fue y es todavía hoy también uno de los coches más bonitos de la historia [Fuente]

Con esto se enviaban unos generosos 200CV únicamente a su eje trasero lo cual, unido con un peso de tan solo 620kg lo convertían en uno de los favoritos. Y no tuvo que esperar mucho para demostrarlo. Tras la cancelación del GP de 1965 aparentemente por motivos económicos para muchas marcas (la cuota subió 15 millones de yenes en 1964 a 50 millones en 1965 fruto del enorme éxito que había causado el GP el año anterior), el 3 de mayo de 1966 llega por fin la gloria a Nissan-Prince.

Ganaban su primera carrera en la primera carrera de la historia del circuito de Fuji (durante varios años se correría aquí en lugar de Suzuka) tras liderar 53 de las 60 vueltas gracias a alistar 4 Nissan Prince 380 frente a los 3 Porsches 906 (habían hecho los deberes evolucionando el 904), algún Toyota 2000GT y el increíble Jaguar XK-E y Jaguar E-Type (ambos de Grupo GP-III). 

Se empezaba a hablar ya en las calles de Nissan en una época donde tener éxito en los circuitos era probablemente la mejor carta de presentación para vender un coche de corte deportivo en un concesionario. 

Nissan Prince R380-I frente al brutal Porsche 906, en 1966 [Fuente]

Para 1967 se revisaría la aerodinámica, se aumentaría la potencia de su 6 en línea hasta 220CV su 6 cilindros (algunas fuentes en la época hablaban de 250CV) pero con una todopoderosa Porsche rabiosa por haberse visto ninguneada de nuevo por una modesta marca japonesa de taxis, utilitarios y furgonetas, este renovado Nissan Prince el R380-II no conseguiría alzarse con más victorias. 

Pero volvamos al GT-R, que nos estamos desviando, aunque tiene su motivo.

El Nissan Prince R380-II ya no tendría tanto éxito en los circuitos por culpa de nuevo de la marca de Stuttgart, pero estéticamente seguía siendo impresionante [Fuente]

El famoso prototipo de Tokio y la primera generación C10 (1969 – 1972) 

El primer prototipo del GT-R se presentaba en 1968 en el Salón de Tokio solo unas semanas después del debut del Nissan Skyline 2000GT (C10), asombrando a todos los visitantes. Y es que aunque por fuera parecía una sencilla berlina de 4 puertas con aspecto deportivo, dejaba atrás los 4 cilindros y montaba el motor japonés más avanzado del momento: el S20, un motor derivado directamente del montado en el Nissan R380-II…en un coche de calle.

Los mejores ingenieros de Prince, ahora trabajando para Nissan, copiaban la arquitectura de 6 cilindros en línea del GR8 visto en el R380 con 2 litros de cilindrada, tres carburadores, culata de aluminio, colector de escape en acero inoxidable y doble árbol de levas en cabeza prometía 160CV a 7.000rpm y 176Nm y se presentaba como berlina de 4 puertas. Así que sí, el primer GT-R no sería un coupé sino una berlina cuadradota con lo que se ganaría en Japón el apodo de Hakosuka, una mezcla en japonés de las palabras Skyline y caja, por sus formas angulosas.

El primer Nissan Skyline GT-R (1969) de la historia: 160CV y 177Nm enviados exclusivamente a su eje trasero, bajo una carrocería todavía de 4 puertas [Fuente]

Pesaba unos escasos 1.120kg y montaría suspensión independiente delantera McPherson y trasera también independiente de brazos tirados, una configuración similar la que la propia marca utilizaba en el Nissan/Datsun 510 y al poco tiempo aplicaría al Datsun 240Z (otro de esos Nissan que merece la pena conozcas su historia al detalle) y que reflejaba la importancia que la marca daba al comportamiento dinámico de esta nueva versión. 

Así que sí, el primer GT-R costaría el doble que un Skyline normal y no fue un coupé si no que se vendería como sedan (serie GPC-10) desde 1969 hasta marzo de 1971, momento en el que Nissan presentaba una versión coupé con batalla recortada, mucho más atractiva estéticamente (serie KGPC-10) siendo ya la carrocería que se mantendría en el modelo hasta la ultima generación R35 (y esperemos siga siendo así en la R36 sin mancillar su nombre como otros clásicos están empezando a hacer en esta nueva época electrificada…).

El primer Nissan Skyline (C10) se vendería realmente bien durante los 4 años que estaría en el mercado, alcanzando las 300.000 unidades entre todas sus versiones. 

El primer GT-R coupé de la historia se presentaba en 1970 y se ponía a la venta en 1971 con una línea lateral muy musculosa, casi a lo muscle car americano [Fuente]

El GT-R sin embargo colocaría en el mercado algo menos de 2.000 unidades entre ambas versiones, por lo que lo hace a día de hoy goloso para los coleccionistas. Pero no son en realidad las unidades vendidas lo que hicieron a esta primera generación del GT-R una leyenda si no su aplastante hegemonía en las carreras, ganando tantas carreras seguidas como ningún otro coche en la historia ha conseguido repetir. 

Pocos meses después de presentarse este GT-R en sociedad Nissan inscribía un buen puñado de unidades en el recién creado campeonato de turismos Japonés (JTCC) y lo ganaría absolutamente todo. En concreto, concatenaría 33 victorias en su versión sedán y otras 17 en la coupé hasta que sería destronado en 1972 por el Mazda RX-3 tras dos años y 10 meses ganando todas las carreras en las que se presentó. 

El ganador del Campeonato de Turismos Japonés (JTCC) de 1969, el Nissan Skyline 2000 GT-R Nº39 de T. Shinohara [Fuente]

La segunda generación: el Nissan Skyline GT-R C110 (1973 – 1977) 

El exitoso primer Skyline iría evolucionando con los años sustituyendo su carburación por un sistema de inyección ya en 1969 e incrementando su potencia progresivamente desde los 160CV iniciales hasta unos más que respetables 230CV en las versiones más potentes, solo gobernables en circuito por los pilotos japoneses más expertos. 

Sin embargo, en 1973 se presentaría la segunda generación del GT-R, basada en la actualización del Skyline, el C110, que se vendería entre 1973 y 1977. El GT-R solo se vendería ya en formato coupé con una chasis revisado, el genial motor S20 de 160CV y una estética más atractiva todavía mostrando una trasera que recuerda levemente a la del 240Z y compañía, pero sobre todo introduciendo el toque estético a día de hoy más característico de todos los GT-R: los 4 faros traseros redondos

Nissan Skyline 2000GT-R C110 (1973). Las líneas coupé en esta segunda generación le daban un aspecto infinitamente más deportivo.  [Fuente]

Mantenía sus genes de carreras con una caja manual de 5 velocidades que enviaba el par al eje trasero donde se instalaba el diferencial autoblocante, la misma suspensión independiente y frenos de disco ahora en ambos ejes (primicia en el mercado japonés) pero nunca llegaría a competir. 

Este KPG110 GT-R solo se vendería hasta marzo de 1973 y se venderían tan solo 197 unidades por culpa de la inminente crisis del petróleo, el control de las emisiones y el declive de este tipo de deportivos. Como curiosidad, esta segunda versión se conocería extraoficialmente como Kenmeri (en algunos sitios lo leerás también como Kenmari), por culpa de esta campaña de publicidad donde Ken y Mary disfrutaban del coche a la vez que se escuchaba una pegadiza canción japonesa.  

Conclusión: 

Así nacía por tanto el mito del GT-R; un coche cuya estética derivaba de las manos de un diseñador italiano, con una enorme experiencia en circuitos, con un motor derivado directamente del primer super deportivo de la historia automotriz japonesa y un éxito en los circuitos nunca visto incluso hasta hoy en día. 

La leyenda empezaba a forjarse, pero por desgracia tendrían que pasar casi 20 años para que pudiésemos ver las letras GT-R de nuevo en un coche de Nissan….

El Nissan Skyline GT-R de segunda generación es el GT-R más exclusivo de la historia, habiendo alcanzado alguna unidad como esta en subasta los 455.000$ (2020) [Fuente]

Referencias: