PRUEBA: Peugeot 208 Gti by Peugeot Sport (2016). ¡SORPRENDENTE!
¿Fiel merecedor de las siglas GTi?
El Peugeot 208 GTi es, junto con el Citröen DS3 Racing, uno de esos grandes olvidados que siempre habían caído fuera de mis filtros de búsqueda de coches de segunda mano asequibles e interesantes. ¡Y vaya error! Hoy he conocido a fondo un coche tan sorprendente que me arrepiento no haberlo probado antes de comprar mi MINI JCW R56. Porque quizá me habría decantado por él.
Peugeot puso en el mercado el primer Peugeot GTi 208 en 2013 y, salvando la edición limitada a 500 unidades llamada 30 Aniversario (o 30th), pasó desapercibido sin pena ni gloria mientras veía como el Ford Fiesta ST y el Renault Clio RS se repartían en pastel y los elogios de la prensa a partes iguales.
Pero en 2015 Peugeot decidió tomar la base de ese mismo coche de edición limitada que había sido desarrollado por la división de carreras de Peugeot (Peugeot Sport) y hacer las cosas bien, aunque eso supusiera al cliente desembolsar 4.000€ adicionales. Ensancharon las vías, rebajaron y endurecieron la suspensión, le injertaron dos semibaquets y un diferencial autoblocante Torsen para crear un deportivo ahora sí a la altura de los mejores.
Este es ese coche.
Pero…¿esto qué es?
La historia al completo del mítico Peugeot 205 GTi y el demencial 205 Turbo 16 llegará más pronto que tarde a Saber de Coches pero a poco que conozcas algo del mundo del motor sabrás que el primero fue considerado durante varios años el mejor compacto deportivo del momento (siendo más barato que el referente de la época, el VW Golf GTi) y el segundo se convertiría con 16 victoria a sus espaldas en el coche más exitoso de la historia del alocado Grupo B de rally de los años 80.
Tras varios tonteos descafeinados con las siglas GTi desde finales de los 80 (309 GTi, 106 GTi, 306 GTi-6, 206 GTi 180 y 207 GTi 175), en 2013 Peugeot presentaba el 208 GTi, una versión más picante del anodino Peugeot 208 de calle que no pillaría a nadie desprevenido. Aunque presentaba buenos argumentos, nadie esperaba ya algo a la altura de aquél 205 GTi.
Peugeot 205 GTi, el tatarabuelo de este 208 GTi del que puede considerarse un digno sucesor [Fuente: Stellantis]
El principal sería sin duda su motor, fruto de la conocida colaboración entre BMW y el grupo PSA desde 2002 y que prometía 208 CV a 5.800rpm y un par de 275Nm a unas 3.000rpm gracias a unos apretadísimos 4 cilindros con 1,6 litros de cilindrada y un turbo con mucha mucha tarea. Compartía además bloque motor con el MINI Cooper S y John Cooper Works de la época, uno de los compactos más picantes y toda una referencia entre los aficionados.
Pero por desgracia algo fallaría. Correr corría, la potencia estaba ahí y el chasis no era malo pero la estética no se diferenciaba mucho de los Peugeot 208 de 120CV, era relativamente caro y dinámicamente no terminaba de dar la talla en manos de los kamikazes de los tramos de montaña, su público objetivo.
En 2013 Peugot se ponía seria y presentaba en el «Festival of Speed» de Goodwood este Peugeot RCZ R, una versión con 270CV puesta a punto por Peugot Sport que se convertía inmediatamente en el Peugot de serie más potente de la historia de la marca [Fuente: Stellantis]
Así que ni cortos ni perezosos y tras 10.000 unidades vendidas el primer año deciden aplicar las lecciones aprendidas del Peugeot RCZ R y dejar a Peugeot Sport hacer su magia con una versión especial conmemorativa del 30 Aniversario del primer Peugeot GTi. Se reducía la altura del coche 10mm, se ensanchaban sus vías delanteras 22mm para poder dar más caída y 16mm en la trasera para montar neumáticos más anchos, se montaban pinzas Brembo de 4 pistones mordiendo discos ahora de 323mm de diámetro (antes 302mm) y se pintaban todos los cromados exteriores en negro mate, a juego con unas llantas ahora de 18″ en el mismo color.
Por lo menos estéticamente ya tenía otra pinta. La pintura bitono roja y negro mate en su trasera se convertiría inmediatamente en su seña de identidad, pero sería la puesta a punto de su suspensión la que haría las delicias de los primeros que pudieron sentarse en sus nuevos semibaquets con formas heredadas del RCZ R, quienes rápidamente corrieron la voz hasta agotar las 500 unidades en poquísimo tiempo (a España solo se destinaron 20 unidades).
Peugeot 208 GTi 30th [Fuente: Stellantis]
Visto el éxito de su estrategia la jugada parecía clara ¿por qué limitarse a producir 500 unidades si la gente estaba dispuesta a pagar 4.000€ más por esta versión? Peugeot encendería la máquina de hacer 208 GTi de los buenos y los apodaría Peugeot 208 GTi by Peugeot Sport, para diferenciarlo claramente de los demás.
Ahora ya entiendes la diferencia de precio en el mercado de segunda mano entre unos y otros, ¿verdad?
Paseo por dentro: todo al rojo
Como todo con este coche, mis primeras impresiones del interior son inesperadas. Nada más encontrarme con Enrique, el afortunado dueño de este flamante de este 208 GTI by PS, me monto en el asiento de la derecha y ponemos rumbo a alguna zona de curvas interesantes. Aprovecho para mirar a mi alrededor y sinceramente me gusta lo que veo.
Las alfombrillas en color rojo sangre llaman poderosamente la atención y se llevan el 50% de las miradas pero son los asientos los que roban el 50% restante. Mi espalda está bastante encajonada en estos semibaquets tapizados en cuero por sus laterales y una tela tipo alcántara en el centro, sujetando el cuerpo a la perfección.
La sensación es de estar dentro de un coche pequeño, con buena visibilidad aunque tampoco excelente, en el que se han dado ciertos toques aquí y allá para diferenciarlo de sus modestos hermanos de gama: pespuntes en color rojo, una palanca de cambios específica con detalles en este mismo color, un volante forrado en cuero con logo GTi incluido, pedales en aluminio y unas agujas en el cuadro también en color rojo.
Los tiradores de las puertas tienen detalles específicos…pero pierdo la concentración en cuanto llegamos al primer tramo de curvas y Enrique me prepara un aperitivo de lo que es capaz su 208 GTi. La dureza de la suspensión que hace unos minutos obligaba a pasar los badenes en primera empieza a tener sentido…necesito conducir esto.
Paseo al volante: 208CV de rabia bajo control.
Tras la sesión de fotos de rigor abro la puerta izquierda y me deslizo en los espectaculares asientos. Voy en una posición más baja que la del copiloto y aunque preferiría ir todavía un poco más abajo como en el MINI, la postura es ya muy buena. Puedo estirar las piernas fácilmente y colocar los brazos formando 90º sobre un volante que, tirando todos mis prejuicios al traste en el primer momento, resulta estar en una posición bastante más natural de la que me esperaba.
Por encima del volante veo sin problemas los dos relojes analógicos con las revoluciones a la izquierda muriendo en 7.000rpm (corta algo antes) y la velocidad máxima a la derecha fijada en 230km/h (su velocidad punta real). Arranco mi viejo conocido 1.6 litros turbo y un suave ronroneo me saluda, aunque más discreto que el de su primo anglo-germano.
De primeras el pedal del embrague es blandito, el acelerador no muy largo y el freno firme desde el primer momento, lo que me saca una primera sonrisa. Muerde bastante desde el primer toque de pedal y resulta dosificable por lo que anuncia confianza ante lo que está por llegar. Por desgracia los pedales no están en una posición cómoda para punta tacón -o no para mi así de primeras- pero todo será cuestión de práctica.
Hundo el pie derecho y me encuentro con un motor muy lleno que empuja progresivamente desde las 1.800rpm y que a partir de unas 3.000rpm se vuelve más alegre. No tiene un modo de conducción Sport como en el MINI, por lo que la respuesta del acelerador parece estar aquí más equilibrada en un punto medio para poder utilizarlo en el día a día sin poner en riesgo tus vértebras; pero el empuje es igual de impresionante para un cochecito de estas dimensiones. No hay apenas turbo lag teniendo fuerza en casi cualquier punto del cuentavueltas, sin la obligación de estar rodando siempre al corte (rondando las 6.000rpm) para exprimir su jugo.
Es una experiencia muy gratificante jugar con su cambio de marchas. Los recorridos de la palanca son cortitos y precisos y, aunque le falta un tacto todavía más mecánico -más japonés, diría yo- es de esos coches que piden jugar y jugar con la mano derecha sin riesgo a fallar ni una inserción, algo mucho más frecuente en el MINI.
Pero por fin llega lo bueno cuando me encuentro con el tramo de curvas por el que Enrique ha volado hace un rato. Bajo un par de marchas y con la confianza que me ha transmitido el coche de manera casi inmediata empiezo a negociar las curvas subiendo el ritmo cada vez más. La suspensión es tirando a dura, de esas que si el asfalto está en mal estado tiende a escupir el coche pero que si está tan bien como el de hoy hace que te emociones al ver un par de curvas enlazadas con buena visibilidad.
Suelto gas, clavo freno, meto volante y casi con gas a fondo enlazo la siguiente curva antes de encontrarme con el siguiente giro ciego a derechas. Todo ha pasado en un parpadeo pero me ha dejado un sabor de boca espectacular. Los neumáticos han chillado más de lo que me esperaba pero me siento la satisfacción de saber que el coche permite más, MUCHO más.
Así me lo confirma Enrique al explicarme que monta unos semi-slicks Yokohama Advan Neova AD08RS en medidas 225/40 R18 (de serie monta 205/40 R18) propensos a ladrar mucho pero morder poco incluso estando en temperatura, algo que descubro en las próximas cuatro curvas. Por mucho que chillen basta meter más volante y dar gas pronto a la salida de las curvas para que sigan trabajando a la perfección en combinación con la joya de este coche indiscutible de este coche: el diferencial autoblocante Torsen.
Es mérito suyo el 50% de la efectividad en este tipo de tramos donde su funcionamiento es inmejorable. Me recuerda ligeramente al del Hyundai i20 N por su progresividad y suavidad, sin los típicos latigazos que por ejemplo sí sufren otros pequeños deportivos de similar potencia como el Ford Puma ST o las molestas pérdidas de tracción del Abarth 695 Competizione con casi 30CV menos (aunque siendo justos éste último montaba unos vetustos Michelin Pilot Sport 3 en medidas 205/45 R17).
Me lo estoy pasando en grande y me estoy enfadando porque me está gustando más cómo se comporta en estos tramos que mi propio coche…frena muy bien -los latiguillos metálicos y las pastillas Ferodo DS2500 ponen su granito de arena-, cambia de apoyo de manera fugaz gracias a esa suspensión firme que te comentaba antes y corre mucho, muchísimo, acompañado siempre del carismático soplido del turbo de este motor THP.
Aunque el eje trasero sea de puente tirado en lugar de montar una suspensión independiente como en el MINI, en la práctica ambos se mueven realmente bien entre curvas.
Aún así echo en falta algo más de drama en el escape -fácil de solucionar-, una dirección un poco más comunicativa y una palanca de cambios con un tacto menos francés y más «japo» tipo clack-clack, aunque esto último juicio personal puede que no sea justo porque todavía tengo reciente en la memoria el cambio del Toyota GR Yaris, uno de los mejores cambios manuales del mercado.
Los tramos de montaña se van terminando y aunque me pasaría la mañana entera aquí, es hora de volver. Me he divertido más de lo que me esperaba y tengo la sensación de haber conducido un coche mucho más especial de lo que me esperaba. Si tuviese que escoger solo una cosa de este Peugeot 208 GTi sería su impresionante paso por curva y su capacidad de tracción a su salida, algo que pocos compactos de 200CV con este tamaño de neumático son capaces de digerir.
Pero no me quiero quedar con solo una cosa. Me llevo a casa la sensación de haber conducido un deportivo rapidísimo que se siente pequeño, ágil y tremendamente efectivo, de esos que parece como si las pérdidas de tracción no fuesen con él. ¡Vaya sorpresa!
Era muy escéptico con el iCockpit pero el hecho de haberme olvidado por completo de ello mientras lo conducía indica que no es un problema real y uno se acostumbra muy rápido, algo que en el Peugeot 508 PSE me costó un poco más de tiempo.
Paseo por fuera: discreto pero diferente
Aunque Julien Kerlidou -Product Manager del 208- hiciera un buen trabajo en el exterior diferenciando ahora sí claramente el 208 GTi del resto de la gama, podrían haberle dado todavía un toque más de «picante».
Es cierto que en persona es un coche que gana mucho ya que las fotos no le hacen justicia (la culpa puede tenerla el fotógrafo…¡qué difícil es fotografiar coches negros!) pero le pasa un poco como al Ford Fiesta ST o al VW Polo GTi, que solo los ojos expertos lo diferenciarán de una versión más mundana.
Unos faros delanteros ahumados o con el fondo en negro habrían terminado de dar esa mirada cabreada que le falta a este Peugeot 208 GTi by Peugeot Sport.
Pero basta entender un poco de coches para darte cuenta que no es un Peugeot 208 más. Hay detalles en color rojo aquí y allá como las pinzas de freno o la calandra delantera, un alerón trasero más voluminoso, retrovisores y taloneras en negro mate, colas de escape cromadas de mayores dimensiones y el detalle más característico de esta versión, la bandera francesa bajo el logo de Peugeot Sport montado sobre el pilar C.
En definitiva, este 208 GTi by PS es un sleeper en toda regla y más en este color.
Conclusión: una muy buena alternativa opción
- «¿Qué te esperabas?», me pregunta Enrique a la vuelta.
- «Me esperaba un Abarth y me he encontrado con el escalón anterior a un Toyota GR Yaris«, le contesto.
Y lo creo de verdad. Es un verdadero competidor del Hyundai i20N y aquél se puso en el mercado 6 años antes. El coreano le gana en sonido y posiblemente termine siendo más rápido pero si yo tuviese que escoger me quedaba con el francés sin dudarlo. Sus asientos no tienen punto de comparación, se siente más alegre que aquél -que había que forzarlo al límite para divertirte- y es sensiblemente más barato (de segunda mano, claramente) por lo que yo no me lo pensaba dos veces si por suerte estuviese en esa tesitura.
Pero lo que más me duele es que ¡es incluso más efectivo que mi propio MINI JCW! Este Peugeot 208 GTi es una auténtica pelotilla voladora, divertida, fácil de conducir rápido, tremendamente efectiva y con un paso por curva que impresiona.
Es duro como una tabla, le falta un escape más emocionante y la dirección no es la mejor del mercado pero ¡consume 6,6l/100km! y tiene TODO lo que cualquier quemado de verdad busca en un coche: PURA ADRENALINA.
¡Gracias Enrique por descubrirme una de esas joyas escondidas que tanto me gustan!