PRUEBA: Abarth 500e C Turismo (2024)

PRUEBA: Abarth 500e C Turismo (2024)

¿Tan divertido como difícil de recomendar?

“MUY Abarth, MUCHO Abarth”

El Abarth 500e es tan divertido como difícil de recomendar. Es incómodo, tiene apenas 220km de autonomía reales, es pequeño por dentro y muy caro si lo comparas con sus antecesores de gasolina o cualquier coche de similares prestaciones al tener “solo” 154CV. Pero a día de hoy no tiene rival en su extraño segmento en cuanto a sensaciones. Sí, es eléctrico 100% y tiene un altavoz que emula el escape de los Abarth de gasolina, pero hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien. Y no me refiero a con un eléctrico, lo digo en general.

Parece que la diversión eléctrica “asequible” (como siempre digo, con muchas comillas) pasa por este formato en el que Abarth parece haber dado el primer paso mientras CUPRA termina su Urban Rebel, Alpine su innombrable A593748345Lambda y me imagino que muchos los seguirán. Porque seamos honestos, una híper berlina eléctrica o un mega SUV eléctrico con chorrocientos caballos y más de 2 toneladas, nunca van a ser divertidos a velocidades legales. Este concepto sí lo es.

No quiero empezar hablando del precio, dejemos eso para el final. Veamos primero qué ofrece la firma del escorpión:

Pero…¿esto qué es?:

Fiat presentó la renovación de su superventas Fiat 500 hace ya 3 años, sustituyendo para siempre las anteriores mecánicas con motor de combustión por otras puramente eléctricas. El Abarth 500e es la versión más picante y deportiva de este Fiat 500 aunque sobre el papel puede parecer que se queda corto.

En sus hermanos de gasolina, la versión de acceso del Abarth 500 conocida como Abarth 595 tiene 165CV, mientras que el tope de gama 695 (del que puedes leer la prueba de su última versión generación pinchando aquí)- saca pecho con sus 180CV y un peso de menos de 1.100kg, ridículo para lo que se destila hoy en día. Y son realmente divertidos.

Esta versión probada lleva el apellido C – por ser semi-descapotable con una lona superior que puede plegarse en dos posiciones – y equipa el acabado Turismo, lo que añade algo más de equipamiento como unas llantas de diferente diseño pero mismo tamaño (17″) y un tapizado interior en alcantara.

Es cierto que incluso con el diferencial autoblocante mecánico opcional las pérdidas de tracción están a la orden del día a poco que el asfalto no esté muy fino –sus neumáticos delanteros de solo 205mm de ancho tampoco ayudan- pero las sonrisas están garantizadas. Su sonido, especialmente con el escape opcional Record Monza sovrapposto y la agilidad de su dirección lo convierten en una pelotilla de esas que tanto nos gustan a los que disfrutamos de los tramos ratoneros a velocidades “normales”.

Pero cuando te enteras que este Abarth 500e tiene 155CV, 235Nm y pesa 1.500kg lo primero que piensas es:

  1. Va a ser lento y descafeinado y
  2. Abarth se está guardado lo bueno una versión más picante.

Pero cuando te montas en él y recorres 200m te das cuenta que estabas muy equivocado:

Paseo al volante:

Sin paños calientes: el Abarth 500e mola al volante y no defrauda y quien te diga lo contrario, miente. Es más rápido que los Abarth 595 y 695 -a velocidades por debajo de 100km/h- y se siente más efectivo. Mucho más efectivo. Algo que tiene una parte buena y otra no tan buena. Pero empecemos por la buena.

La primera sensación es la de siempre con un Abarth: postura de conducción elevada en unos asientos bien ceñidos, volante pequeño -en este caso en alcántara y piel con una marca azul en su centro-, suspensión MUY dura y palanca de cambios…espera…¿Palanca de cambios aquí? Efectivamente la graciosa esfera metálica de los Abarth de este siglo desaparece, siendo sustituida aquí por un túnel central partido con dos ruletas o ruedas y el freno de mano eléctrico entre ellas.

La de la izquierda permite variar entre modos de conducción – TURISMO, SCORPION STREET y SCORPION TRACK– mientras que la de la derecha permite subir y bajar el volumen o apagar todo el sistema multimedia. Piso freno, botón de encendido y dos extraños sonidos me saludan: uno en forma de musiquita como diciendo “eh, estoy encendido” y el otro emulando la arrancada y el ralentí de un motor de gasolina.

La sonrisa inicial está garantizada y está bien coordinado el sonido con el movimiento del acelerador, pero bastan 5 minutos de conducción “diaria” para querer desconectarlo. El zumbido del altavoz exterior es perfectamente audible dentro y más en esta versión con techo de lona, que por cierto no destaca especialmente por su aislamiento acústico con el exterior. Apagarlo es sencillo mientras el coche esté detenido – no necesariamente apagado- pero decido dejarlo y fijarme en las reacciones de la gente.

Son de lo más curiosas. El color azul ¿eléctrico” de esta unidad hace mucho pero las miradas con cara de duda son constantes. Podrá gustarte más o menos la decisión de Abarth de implementar este sonido pero hay que reconocerles la originalidad. Y cuando la carretera se pone interesante, es recomendable dejarlo porque rellena ese hueco de soledad en tu cerebro que se siente al conducir un eléctrico y que antes ocupaba el sonido de un motor de combustión quemando ese líquido malvado llamado gasolina. 

La poca autonomía hace que tenga que reducir la prueba a una o dos cargas pues no tengo cargador en casa y pasar el 10% al 100% en un enchufe de la calle llevará más de una hora (su potencia máxima de carga es de solo 80kW pero lo normal es que acabes cargándolo en alguno de 50kW o en tu casa).

Así que sin mucho precalentamiento enfilo el primer tramo de montaña con curvas medias y lentas donde el Abarth 500e saca a relucir sus bondades. Estoy seguro que si preguntase a alguien qué potencia piensa que tiene el coche después de hacer este tramo, contestarían una cifra más cercana a los 300CV que a los que tiene realmente. Sobre todo si el tramo es muy ratonero. 

La inmediatez del motor eléctrico hace mucho y lo ligero que se vuelve el acelerador en los modos más deportivos ayudan a construir esa idea mental de coche rápido y ágil, añadiéndole una característica nueva nunca vista en un Abarth (con neumático de serie): GRIP. Resulta asombroso el salto de calidad en este sentido. Se tiene la misma sensación de girar ultra plano -o incluso más acusada- y por mucho que intento poner en apuros estos neumáticos Bridgestone Potenza Sport en medidas 205/40 R18, diseñados específicamente para coches eléctricos, aguantan el tipo sin muchos gritos.

Los botones de selección de marcha podrían haberlos fabricado en un material de aluminio o algún otro material con mejor tacto.

Sorprende el salto de efectividad, especialmente a partir de la parte media de la curva, donde antes había que modular mucho más el acelerador para evitar perder rueda a su salida y aquí el agarre es instantáneo. Se puede hundir el pie derecho sin contemplaciones que los neumáticos lo absorben, pidiendo más y más hasta llegar a un límite mucho más alto de lo esperado. La parte menos positiva es que la información a través del volante de lo que están haciendo es prácticamente nula, restando diversión al saber que el coche lo hará bien sin tú enterarte de nada prácticamente.

Pero es lo de siempre con los eléctricos. El control de tracción ha pasado de ser una serie de detección de sensores, procesamientos de datos, envío de presión de frenado a la rueda que toque, etc…cosas que por mucho que la tecnología haya avanzado, terminan consumiendo unas décimas de segundo que al volante terminan notándose. Aquí los motores eléctricos responden de manera inmediata haciendo del Abarth 500e un coche infinitamente más efectivo que sus antecesores movidos por zumo de dinosaurio, pero claramente menos divertido.

El tacto del pedal de freno es mejorable, especialmente en esa transición entre freno eléctrico y mecánico, siendo difícil detener el coche suavemente en atascos y modular la frenada con precisión al ir rápido.

Quizá lo más impresionante es que incluso con la diferencia de potencia con respecto al CUPRA Born, no son comparables. Este gira mucho más plano, es más directo y claramente más firme de suspensión llegando a ser incómodo para el día a día. Además consigue enroscar la trasera ligeramente al levantar el pie derecho –va atadísimo, no creas que podrás jugar como con un 695 porque está a años luz en este sentido-, con las ayudas conectadas. El paso por curva es mayor en este Abarth y, aunque no las muestra, las aceleraciones laterales están al nivel de las de un Hyundai i20 N.

¿Cómo es este Abarth 500e C Turismo como coche de diario? Quitando la incomodidad de la suspensión -que puede ser determinante para más de uno- el consumo no es del todo malo. Con 7 horas conducidas a una media de 38km/h, el consumo fue 19,3kWh/100km. Con una batería de unos 47kWh eso son poco más de 200km reales, lo cual está en línea con el MINI Cooper E pero convierte al coche en un urbanita puro y duro que obliga a tener otro coche para viajar. 

Y lo agradecerás porque esta versión Cabrio está poco aislada del sonido exterior, problema que se acentúa en este coche al ser eléctrico. Sin techo tampoco se puede conducir a más de 100km/h sin que sea incómodo si mides más de 1,80m, por lo que para mi, no tiene una ventaja real pagar los 3.000€ de diferencia entre el Coupé y esta versión con techo de lona. 

El radio de giro entre bordillos de sólo 9,4m es minúsculo y perfecto para callejear.

Paseo por fuera:

Salvada la primera impresión del llamativo color Azul Posion (+500€) el Abarth 500e se diferencia poco de su hermano pequeño pero lo suficiente para que no haya dudas de que estás frente a un auténtico Abarth. Logos con el escorpión por todos lados, la palabra ABARTH en mayúsculas por los tres costados -frontal donde sustituye el logo 500, trasera donde remplaza el logo de la marca FIAT y taloneras, en bajo relieve- y unas llantas de tamaño muy generoso dejan bien claro que no es un 500e más.

Como cambio más característico, los pilotos delanteros remplazan aquí su cejilla superior por una pieza de plástico negro dándole una mirada más cabreada. Lo demás, en un color más mundano como el Blanco Gara o el Negro (ambos también +500€) pasará desapercibido. Es el caso de los detalles en blanco brillante como los dos lips delantero y trasero, los retrovisores en color gris o el paragolpes trasero rediseñado.

Paseo por dentro:

Aunque el interior se sigue sintiendo como lo que es, pequeño, el salto de calidad aquí con respecto a la anterior generación No-electrificada del FIAT 500 es tan evidente como su subida de precio. La obligada pieza continua que recorre el salpicadero de lado a lado aquí está tapizada en una especie de piel vuelta de buena calidad similar a la del volante, los asientos tienen cosidas las formas del rediseñado escorpión eléctrico de la marca y como en cualquier coche hoy en día, las pantallas cobran más protagonismo que antes.

En el cuadro de instrumentos se ha mantenido la cúpula circular tan carismática del FIAT 500 original pero detrás, una pantalla cuadrada hace que pierda la gracia. Permite navegar entre diferentes visualizaciones, alguna de las cuales simulan el gran cuentavueltas de los Abarth 595 pero no terminan de convencer. Será que sigo siendo un nostálgico…

El velocímetro termina a 170km/h pero este Abarth 500 e está limitado a 155km/h.

Aun con todo FIAT/Abarth lo ha hecho muy bien aquí en cuanto a la ergonomía del conductor manteniendo botones físicos para el control del sistema de climatización, la posibilidad de anular el control de cambio de carril rápidamente con un botón en el mando de los intermitentes o desactivar el control de tracción también con otro botón. Algo más oculto, pero fácil de encontrar. Como debería ser por ley…pero ya sabemos que Tesla es mucho Tesla

Es cierto que el coche sigue teniendo detalles de coche “barato” como los plásticos de los mandos en el volante o la reticencia del grupo Stellantis a cambiar de una vez los 6 botones tras el volante. No digo que sean incómodos, pero 15 años tocando esos botones son muchos años. 

Las plazas traseras son testimoniales a poco que midas más de 1,50m y el conductor más de 1,70m quedando reservadas exclusivamente para niños. 

Conclusión:

A día de hoy este Abarth 500e es el eléctrico más divertido que ha pasado por aquí. Es también  curiosamente el menos potente pero también el más ligero y con menos autonomía de todos. Pero se nota que ha sido desarrollado por personas a las que le gustan los coches, les gusta conducir y han conseguido salirse de lo que está haciendo la competencia con un producto realmente carismático y atractivo en muchos aspectos. 

Pero (sí, hay un pero) por mucho que me duela en el corazón, es dificilísimo recomendar hoy en día un coche así (nuevo) y por eso creo que su precio de coche usado se desplomará en pocos años. El Abarth 595 era asequible para lo que ofrecía y el 695 se metía ya en terreno pantanoso pero podría cumplir para el día a día del quemado medio que pisa mucho la ciudad, quiere algo alegre y pintón y luego se puede perder horas y horas por carreteras de montaña desiertas, justificando así que su dolor de espalda por la dureza de la suspensión tiene su recompensa.

Pero este Abarth 500e se queda un poco en terreno de nadie. Es divertido sí, pero tener que dar la vuelta a las 2 horas de haber salido de casa porque te quedas sin batería o tener que parar más de media hora en alguna electrolinera a 100km de casa para poder seguir disfrutando de la mañana de domingo, a mi se me ha hecho difícil de digerir. 220km (reales) de autonomía son pocos kilómetros y 38.600€ (37.148€ si lo compras online, cosa curiosa) son demasiados Euros. Y si te gusta el cabrio, añade 3.000€ a la cuenta. 

Me encanta este camino que están tomando algunas marcas con sus eléctricos apostando por coches pequeños que todavía se pueden considerar ligeros (menos de 1.500kg), pero los 10.000€ que lo diferencian de sus hermanos de gasolina a día de hoy no son justificables.