PRUEBA: MINI GP R53 (2006)
¿Es el MINI GP1 el más especial de todos?
Cuando el dueño de este MINI R53 GP1 me cuenta que ha tenido prácticamente toda la serie ///M de BMW (varios M3, M4, M5,… incluso X6M), que vendió hace tiempo otro MINI R53 GP1 preparado para tandas y que ha vendido su último M4 para volver a comprar éste impoluto GP1 ya me da pistas de lo especial que es este coche.
En Saber de Coches siempre he defendido las SENSACIONES por encima de todo lo demás (precio, estética, fama, cifras de potencia, aceleración o velocidad punta) y al poco de renacer la marca MINI a principios de siglo presentaron esto, el “nuevo MINI” más radical del mercado.
Hoy he tenido la oportunidad de conocer una de las 85 unidades que se vendieron en España en 2006. No tiene asientos traseros. Sigue leyendo para conocerlo todo del primer MINI GP.
Con los años MINI ha continuado la saga GP con los GP2 (R56) y GP3 (F56) de los que se fabricaron 2.000 y 3.000 unidades respectivamente, pero nadie duda que el primer GP es el más carismático.
¿Pero…esto qué es?
La historia del nacimiento del nuevo MINI involucra a Rover, BMW y un diseñador medio español, medio inglés, medio americano -Frank Stephenson- y es una historia de éxito. Si quieres conocer todos los detalles aquí te los conté hace un tiempo pero el coche que te traigo hoy es probablemente el más especial de las últimas dos décadas.
Se trata del MINI GP (Gran Prix) de primera generación (R53) de la cual solo se fabricaron 2.000 unidades para todo el mundo. Cogía como base el MINI Cooper S con paquete John Cooper Works y se radicalizaba todavía más buscando reducir su peso al mínimo con una clara orientación a su uso en circuito.
El paquete John Cooper Works (JCW) por algo más de 4.000€ se montaba por el concesionario y ya añadía material muy interesante sobre la versión más potente Cooper S: gracias a una reprogramación de la centralita, un filtro de aire más permisivo, bujías «frías» (típicas en coches con ratios de compresión altos con turbo o compresor para prevenir el picado reduciendo la temperatura en la cámara de combustión) y una polea reducida para el compresor, éste aumentaba su potencia hasta los 210CV (+48CV sobre el Cooper S) y bajaba el 0-100km/h por debajo de los 7s.
En cuanto al chasis, se endurecían muelles y amortiguadores, se instalaba un escape deportivo en acero inoxidable con las colas más grandes grabadas con el logo de John Cooper Works y un equipo de frenos más potente.
Pero en el GP perdían los papeles: se eliminaban los asientos traseros para alojar una barra de refuerzo entre torretas traseras, se eliminaba gran parte del aislamiento acústico, se endurecía la suspensión todavía más bajando 10mm la carrocería, se remplazaban los brazos inferiores de chapa de su suspensión independiente trasera por unos más ligeros de aluminio, se añadía un diferencial autoblocante mecánico y se potenciaba hasta los 218CV (+8CV) y 250Nm dejando el 0-100km/h en sólo 6,5s lo que lo convertía en el MINI de calle más potente y rápido de la historia.
Además tras la dieta se quedaba en unos escasos 1.165kg en vacío por lo que prometía poner al límite esas sensaciones de las que te hablaba antes…veamos si era así o no.
Paseo al volante del MINI más deseado
Me encantan los MINIs, son mi debilidad. No en vano tengo uno en el garaje y por mucho que pruebo otras pelotillas de 200CV y menos de 1.200kg -en poco llegará la prueba de una italiana también muy especial- sigo sintiéndome más especial en un MINI que en cualquier otro. Así que cuando me siento dentro de este MINI R53 GP nada me sorprende mucho.
La posición de conducción es algo más alto de lo que esperaba, consecuencia de unos asientos semi-baquet RECARO forrados en cuero que ya desde parado noto que recogen la espalda perfectamente. El parabrisas está muy vertical y cerca del volante, una postura ya típica en cualquier MINI pero que si no te has subido a ninguno resulta curiosa, con una visibilidad sobresaliente para lo pequeño que es el coche.
La posición incita a ir ligeramente inclinado hacia delante, como para ver el morro mejor. “Postura picada” me gusta llamarla…
Así con todo bien colocado giro la llave de contacto y despierto el motor 4 cilindros 1.6 de origen Chrysler con un tímido bramido aquí dentro. El sonido no es impresionante pero el hecho de no llevar asientos traseros permite que se escuche el escape más de lo normal. Salimos con facilidad a carretera y enseguida noto que este coche tiene mala leche. No tiene modos de conducción así que va pidiendo guerra casi desde parado y eso me encanta. Me recuerda en cierto modo al Renault Clio V6 en el sentido de que es extremadamente duro para el día a día y, salvando las enormes diferencias del número de cilindros, posición del motor y tracción trasera del francés, ambos coches son de esos con los que no puedes (ni quieres) ir tranquilo.
Y eso que el la patada inicial es tranquila y no es hasta las 4.000 vueltas cuando muestra su verdadero carácter gracias al compresor, pero todo lo que transmite incluso a baja velocidad incita a hacer el mal. La dirección es el mejor ejemplo de ello ya que es dura, precisa y tan directa que es inevitable ir trazando hasta en las rotondas. Tiene cierta tendencia a copiar la carretera aunque no de manera exagerada y es nerviosa en aceleraciones fuertes, lo que demuestra que comunica muchísimo más que cualquier dirección actual. Esta dureza es típica BMW pero a mi me recuerda poderosamente a la de mi R56 en el modo SPORT, siendo incluso todavía más directa.
Pero si hay algo característico al volante de esta pelotilla gris, negra y roja es su compresor Eaton M45. Condiciona por completo la experiencia de conducción en todos los sentidos. El aullido del compresor girando como loco al superar las 4.000 lo invade todo y el torrente de par que despliega se estira sin tregua hasta el corte las 7.100 vueltas, empujando en este rango de manera impresionante. Abajo le falta esa inmediatez que adquirió el MINI de segunda generación (R56) al cambiar el compresor por un turbo pero éste GP1 saca pecho con una parte alta del cuentavueltas tan emocionante que lo convierte en una máquina objetivamente más divertida. Tener que exprimir las marchas y ver la aguja de reojo rondando la zona roja del cuentavueltas con frecuencia activa esa parte de locura en nuestro cerebro que creo todos los apasionados del motor tenemos escondida entre semana.
Jesús me comenta que además es un motor relativamente fiable -más que el infame motor N14 de la siguiente generación, lo que por desgracia conozco por experiencia-. Además no tiene mucha tendencia a calentarse a diferencia de lo que me esperaba por lo apretados que van estos coches, algo que parece impresionante y que puedo comprobar con mis propios ojos cuando terminamos la prueba, abrimos el capó y puedo tocar la tapa motor con la mano comprobando que está fría como esta mañana de invierno. Sí es cierto que su dueño no ha escatimado en mimos: bujías NGK, polea KAVS reducida para el compresor, filtro de admisión de esponja, aceite de caja de cambios recién cambiado, etc…por lo que esta unidad va especialmente fina, pero son motores con buena fama de robustos.
El tramo de hoy es relativamente tranquilo y para mi gusto le faltan algunas horquillas para sacarle todo el jugo al chasis, su diferencial autobolocante delantero y su trasera juguetona pero es lo suficientemente revirado como para comprobar que el cambio de este R53 GP1 es tan satisfactorio como la dirección. El pedal de embrague es duro y corto, y la palanca de cambios tiene recorridos también cortos muy de BMW aunque es algo larga. Su posición es similar a la de pelotillas de los 80 donde se montaba la palanca en el suelo (un Ford Fiesta XR2 es un buen ejemplo) y gracias a que es larga se acerca al volante pero se me olvida por su buen tacto, con ese típico clac-clac mecánico con el que es imposible fallar una marcha.
Y es que en general, obviando el carácter del compresor, la sensación general es que no es muy diferente a un MINI R56 JCW en modo Sport. Sí es cierto que la suspensión se nota más dura y los asientos RECARO recogen muchísimo mejor el cuerpo, pero ese feeling de “kart” que tantas veces habrás oído con estos coches es prácticamente la misma. Gracias a la postura de conducción tan baja las inercias son prácticamente inexistentes y en las curvas gira tan plano como si pesase mucho menos de lo que pesa -y eso que pesa poco más de 1.100kg-, dando esa sensación de cochechito ágil y preciso que tanto nos gusta a todos los que disfrutamos de una carretera de montaña. Pero a lo bruto.
Porque el empuje que tiene y la inmediatez de sus reacciones con cualquier roce al pedal derecho son impresionantes cuando pasas de la zona media del cuentavueltas. ¡Vaya sonido el del compresor! Hay bastante ruido aerodinámico y el sonido en marcha no es especialmente impresionante -MINI trabajó mucho en las siguientes generaciones para mejorarlo- pero bastan un par de reducciones acompañadas de un tímido petardeo para recordarte que este no es “un MINI más”.
Los frenos lógicamente no los he exprimido al máximo pero sí se siente un tacto firme y dosificable en el pedal y tienen muchísimo aguante a fatiga según experiencia de su dueño. Monta pinzas monopistón flotantes con un pistón generoso (Ø54mm) y discos ventilados delante de 294mm de diámetro que irónicamente se ven relativamente pequeños en esta llanta de serie de 18”. Jesús además ha añadido unos latiguillos metálicos y unas eficaces y algo radicales Ferodo DS2500, por lo que mis temores iniciales al ver las “pequeñas” pinzas rojas desaparecen rápido parando sus 1.100 kilogramos en un suspiro.
Por ponerle un “pero” a los frenos, no resulta sencillo de manera inicial hacer el punta-tacón, pero imagino que todo es acostumbrarse.
Curiosamente en este primer GP1 MINI montó llantas más grandes (18”) que en la segunda generación GP2 (17”) y se nota: ambos ejes montan aquí neumáticos estrechos para los estándares actuales y tienen un perfil bastante bajo (205/40) por lo que te podrás imaginar que si ya era un coche duro de suspensión, esto no termina de ayudar. A mí me encanta sentir cada piedrecita de la carretera en las manos y en la espalda por lo que no tengo queja ninguna, pero si estás acostumbrado a las bondades de un Mazda MX-5, este nivel de nerviosismo, rebotes y movimientos de volante te sorprenderán al principio.
Como en cualquier coche, los neumáticos son una pieza FUNDAMENTAL pero en este y en cualquier MINI potente tienen mucha más importancia. Estos cochecitos con tanto par y tracción delantera tienden a perder tracción con facilidad y, aunque en este caso la entrega de potencia es más lineal que con un motor turbo y hay diferencial mecánico, unos buenos neumáticos como estos Bridgestone Potenza son fundamentales (aunque ya conoces mi debilidad por los Pilot Sport 4S…).
Es divertido, está envenenado, suena como un diablo y se mueve de manera telepática, sin retardos ni blandeces. Es de esos coches que sacan su mejor cara cuando los aprietas y la mejor de sus sonrisas cuando los exprimes de verdad. ¿Consume mucha gasolina? Pues sí, pero ¿te importa realmente en este coche? No creo…aun así, por si te interesa saberlo, marca unas medias entre los 10 y los 12l/100km en conducción mixta pero créeme que no es la conducción que querrás hacer con este ligero misil de color gris.
Un exterior único y sin opciones
Si al volante impresiona por fuera quizá no lo hace tanto…si no sabes de coches. Yo estoy muy acostumbrado a los MINIs y todos los pequeños detalles que caracterizan a esta especial unidad me parecen un absoluto acierto convirtiéndolo en el MINI más bonito de lo que va de siglo. Pero no hay duda que ante los ojos menos experimentados, podría pasar por un MINI con chuches John Cooper Works o incluso un Cooper S “bien tuneado”. Pero tú no eres de esos.
Estoy seguro que tú sí valoras el kit aerodinámico específico de este GP que incluye taloneras más prominentes, paragolpes con diseño y spoiler delantero ligeramente más bajo, paragolpes trasero rediseñado con inserciones de plástico en plata, carenado extendido en su parte inferior y sobre todo el enorme alerón trasero en fibra de carbono que domina esta vista y que recuerda a los MINIs de competición de la época. Tú reconoces las impresionantes llantas mecanizadas de 4 radios únicas en esta generación para el GP y que se han ido extendiendo en las siguientes generaciones como paquete opcional de versiones menos potentes.
Como curiosidad, los intermitentes en el GP eran blancos en lugar de naranjas.
Pero sobre todo aprecias igual que yo el perfecto juego de colores entre el azul grisáceo (Azul Trueno) de su carrocería, el plateado de su techo (Plata Pura) y el toque picante en color rojo (Rojo Pimiento) de sus retrovisores y pinzas de freno. Los logos traseros y el número de esta exclusiva unidad sobre la puerta del conductor (1038 de 2000 en este caso) desvelan que no es un Cooper S JCW más pero estoy seguro que a partir de ahora, no te hará falta ver estas señales para saber que estás delante del MINI más especial de todos los que te cruzas a diario.
Su mejor vista es la lateral con una cadera sutilmente acuñada, lo suficiente como para parecer que está como “picando morro”.
Paseo por un interior espacioso pero muy MINI:
Jesús me comenta que el coche tiene apenas 50.000km pero por el estado del interior me costaría haberlo adivinado. Todos los plásticos, telas y pulsadores están como recién salidos de fábrica hace más de 15 años ya presentando un diseño general muy característico. Ahora ya nos hemos acostumbrado a los interiores extravagantes en casi cualquier coche pero en 2006 bastaba con mirar el interior de un VW Polo y el de este MINI para darte la sensación de estar subiéndote en un coche único. Y este GP lo lleva un paso más allá.
La barra de refuerzo trasera ocupa el lugar en el que llevarías dos ocupantes extra por lo que este MINI GP1 es un biplaza en toda regla. Eso permite que los únicos pasajeros tengan sitio de sobra dentro para unos generosos asientos RECARO tapizados en cuero con calefacción integrada y unos generosos pétalos tanto en la banqueta como en el respaldo que se agradecen en curvas. Delante el sencillo volante de 3 radios también está tapizado en cuero con un gran logo de MINI en el centro y detrás una sola esfera con fondo negro muestra lo único verdaderamente importante de este GP1, el cuentavueltas.
Esta consola central con pulsadores típicos de la aviación se ha extendido ya a toda la gama, siendo sello de identidad inconfundible de cualquier MINI actual.
Para ver la velocidad hay que desviar la mirada de la carretera hasta la gran esfera central que aglutina velocímetro, temperatura del agua y nivel de combustible integrada en una pieza horizontal que recorre el interior de derecha a izquierda en color plateado a juego con la tónica de colores del exterior. Frente al pasajero sobre la tapa de la guantera otro vinilo negro recuerda lo especial de la unidad con las siglas GP y el número de esta unidad.
Conclusión:
Este MINI R53 GP1 es un coche especial que se siente especial. Es una joya de coleccionista con tan pocas unidades que creo no perderán valor nunca. Hoy puedes encontrar unidades desde unos 25.000€ pero los casi 50.000€ que se está pagando por unidades con menos de 10.000km, teniendo en cuenta que nuevo costaba unos 33.000€ en España, indica que es un coche cada vez más deseado. Y no le faltan razones.
Estéticamente es pequeño, agresivo pero a la vez gracioso y atractivo. No le falta personalidad y no te cruzarás con otro igual probablemente nunca, salvo que acudas a las quedadas de GPs en España que se producen con cada vez más frecuencia. Además es un coche que sorprende por su versatilidad (aun teniendo en cuenta que es un biplaza) ya que tiene mucha mala leche si se la pides pero también se puede disfrutar con él circulando tranquilamente e incluso para hacer algún viaje con él aunque tengas que parar cada 200km para estirar la espalda.
¿Podría ser un poco más macarra dramático quizá con un escape más radical? Probablemente sí y creo que si fuese mi coche acabaría haciéndolo pero si eso termina quitándole protagonismo al carismático sonido del compresor girando a toda velocidad, quizá me lo pensase dos veces.
Ahora bien, ¿merece realmente el dinero que cuesta? Dejando al margen el aspecto sentimental o de coleccionista, creo que por sensaciones deportivas no está muy lejos de las que puede ofrecerte un MINI JCW de segunda generación R56 (de primera no lo sé pues aún no lo he probado, pero imagino que será similar). Posiblemente el 90% de las sensaciones que te da este coche las puedas sentir con un JCW R53 y si buscas algo más de comodidad tanto interior como al volante (facilidad de conducción) un R56 JCW por unos 15.000€ hará la función igual de bien.
Pero esto es un GP1, y siempre estará en los corazones de los MINI-adictos como el MINI más especial de los nuevos MINIs. En el mío ya tiene un hueco privilegiado.