PRUEBA: Porsche Boxster 986.2 (2003)

PRUEBA: Porsche Boxster 986.2 (2003)

¿El mejor Roadster de los 2000?

Uno de los grandes atractivos del mundo del automóvil es que hay hueco para todos los gustos pero hay algunos segmentos claramente polarizados. A todo petrolhead nos gusta un coupé con tracción trasera manual y motor V8 o una pelotilla deportiva con nervio y ganas de comerse el mundo. Pero los descapotables…¡uy los descapotables!.

La falta de techo en un coche -especialmente si tiene aspiraciones deportivas- es la cebolla de la tortilla, o la amas o la odias. Sin embargo, la gran diferencia entre este manjar culinario español y los coches es que tu opinión a lo primero se genera tras comerlo pero para lo segundo normalmente se basa en un prejuicio, en tal o cual artículo o comentario de tu probador del motor de referencia y pocas veces de la propia experiencia.

El Porsche Boxster que te traigo hoy es probablemente la mejor diana para todos esos dardos. Fue el Porsche más barato del momento, el menos potente y el primero con motor central refrigerado por agua. Su estética se alejaba de los 911 de toda la vida y encima sí, era descapotable. 

Pero al igual que el Cayenne fue una aberración en su día y ha terminado salvando a la marca de su desaparición, el Boxster lleva años cosechando unas cifras de ventas más que respetables. Veremos si con su cambio a la era eléctrica que se avecina con la próxima generación consiguen mantenerlas.

Pero…¿esto qué es?

La historia al detalle de cómo nace la idea del Boxster y su desarrolla desde un lienzo en blanco la puedes encontrar en el artículo histórico del modelo publicado aquí, pero a grandes rasgos te interesará saber que el Porsche Boxster nace en 1996 para cubrir esa parte del mercado que ya está convencida de que necesita un biplaza descapotable y tiene la cuenta de banco abultada.

El Miata había abierto camino a este segmento unos años antes y como casi todos los fabricantes Porsche decide subirse al carro, pero en su caso, a su manera. Deciden que compartirá desde el pilar A hacia delante prácticamente todo con el nuevo y revolucionario Porsche 911 996 pero este Roadster tendrá motor central, justo por delante del eje delantero. Se diferenciaba así de todas las opciones del mercado (salvando el Lotus Elise aunque con techo tipo Targa y un enfoque mucho más radical que el Porsche.

Como curiosidad, Porsche recurriría a Toyota para que les ayudasen a plantear un proceso productivo más sencillo, consiguiendo como resultado bajar el ciclo de producción por coche de 120h a sólo 72h y reducir los rechazos internos de calidad un 50%.

El motor escogido sería un 6 cilindros en la configuración típica de la marca, con los cilindros enfrentados tipo bóxer, con cilindradas entre los 2.7 y los 3.2 para la versión S más prestacional del modelo. La potencia se enviaría exclusivamente a las ruedas trasera a través de una caja de cambios manual de 5 o 6 velocidades o una automática Tiptronic S de 5.

Esta preciosa unidad amarilla Speedyellow (Speedgelb en alemán) es de 2003, lo que quiere decir que es un post-restyling (986.2), que tiene algunas mejoras aquí y allá, algo más de potencia con respecto a los primeros Boxster y se diferencia ligeramente estéticamente de los anteriores. 

Vamos a verlo.

Paseo por fuera

El color amarillo de esta unidad es simplemente perfecto. Si eres fan de Porsche seguro que te has pasado horas y horas en el configurador de la marca poniendo a tu gusto ese deportivo que sabes no te puedes permitir pero que matarías por tener en el garaje. En mi caso, el 99% de las veces escojo el color amarillo. A este Boxster le queda como un guante y gira cuellos ahí por donde pasa. Su estética en general ha ganado con los años, sobre todo cuando encuentras unidades tan bien cuidadas como esta.

Su estado es literalmente de colección. Pero de colección de verdad no de comentario de Wallapop. El coche ha sido repintado de arriba a abajo y se ha aplicado un recubrimiento cerámico, no tiene ni un simple defecto en la carrocería, las preciosas llantas Carrera de cinco palos y 18” han sido restauradas hasta parecer nuevas escondiendo unas discretas pero efectivas pinzas PORSCHE de 4 pistones en color negro (en el Boxster S se montaban los discos y pinzas rojas del 911 996).

Se ve bajo, ancho y más largo de lo que es, consecuencia de tener unos voladizos muy bajos. El hecho de ubicar el motor en el centro y tener una suspensión independiente delantera de triángulos superpuestos en lugar de una columna McPherson como muchos de sus competidores permite reducir mucho la altura del capó y en general la altura del coche. Como buen descapotable su capota es de lona -como opción se vendía un carísimo techo duro hardtop– y su accionamiento se inicia y se finaliza de manera manual pero el plegado/desplegado es eléctrico, tardando algo menos de lo que recuerdo tardaba el BMW Z4.

Los detalles pintados en el color de la carrocería como las entradas de aire delanteras y las laterales la luneta térmica de cristal o el diseño del disimulado alerón retráctil trasero delatan que se trata de un Boxster post-restyling pero no me parecen motivos suficientes como para justificar la compra de una de estas últimas unidades frente a las primeras, vista la diferencia en precios que hay actualmente en el mercado de Segunda mano entre unas y otras. Pero lo que hay debajo de esta cáscara amarilla quizá sí lo merezca…

Embebidos en este llamativo morro amarillo se encuentran los dos faros tan característicos y tan odiados de los Porsche de principio de siglo, popularmente conocidos como “huevos fritos”. En este caso al tratarse de un 986.2 los “huevos” perdían la yema cambiando el color del intermitente de naranja a blanco. Lo mismo sucedía con los traseros, ahora sólo blancos y rojos.

Paseo al volante

Abrir la puerta de este Boxster ya te da una idea de que no es un roadster más. Se siente sólida y pesada y cuando la cierras tras deslizarte en sus asientos la sensación que da es de calidad. Muy lejos de los ruidos metálicos que hacen los BMW Z3/Z4 o Audi TT de la época. Son detalles pequeños pero se notan. Meto la llave en el lado izquierdo del volante, giro el contacto y el Boxster me saluda con un rugido interesante pero tirando a discreto.

El volante es grande, fino y redondo, como deberían ser todos los volantes y en los primeros metros la dirección ya se siente realmente dura. Me la esperaba más flotante y suelta para un coche de estos años pero tiene muchísimo peso aún teniendo asisencia eléctrica (otro de los grandes reproches a este y al 911 996 por ser los primeros Porsche en incorporarla). En parado es tan dura que llego a preguntarme si realmente estoy ante un coche sin dirección asistida.

En mi búsqueda de coche usado para remplazar e que acababa de vender había tenido malas experiencias recientemente con Porsches Boxster y Cayman de este kilometraje y edad aproximada acusando unas holguras nada reconfortantes en carreteras de curvas pero en este Boxster encuentro lo que de verdad se sentía al comprarte uno nuevo. El eje delantero es simplemente espectacular, eliminando de un plumazo a las tres curvas el prejuicio de eje delantero flotante por tener poco peso en esta zona. Es rápido, preciso, con ganas de enroscarse en las curvas y capaz de transmitir en milésimas de segundo lo que hacen tus muñecas a sus neumáticos delanteros. Tiene mejor tacto de dirección que cualquiera de los mencionados anteriormente e incluso del todopoderoso Honda S2000.

Sus años no le han hecho “flanear” ni sentirse lento, siendo un coche que pide más guerra de la que te imaginas. Mucha más guerra. Es tan preciso que te involucra muchísimo en la conducción, fluyendo entre las curvas de manera muy natural pero dejando claro que no es un coche de paseo y ya. Un Toyota MR2 aporta sensaciones similares en curva pero el paso por curva de este Porsche es simplemente inigualable. Te sientes el centro del coche, como si no hubiera masas por delante o por detrás de ti, quedándote casi siempre con la sensación de que en mejores manos podrías haber pasado mucho más rápido

La suspensión -como todo lo demás- está estrictamente de serie y se trata de la deportiva que ofrecía Porsche como opción al comprar el coche, recortando 1,5cm la altura del coche e instalando amortiguadores deportivos. No tiene mucho recorrido por lo que se nota dura sin ser seca, pero al ir sentado tan bajo (el coche en sí es muy bajo) tampoco se hace incomoda. Y en carretera de curvas su trabajo es de nuevo excelente. Notas como cada rueda en cada momento trata de maximizar el agarre entre neumático y carretera, sin descolocar el coche en ninguna situación, sintiéndose realmente ligero y ágil (pesa sólo 1.300kg).

Por lo que ya te habrás imaginado, este Porsche Boxster es un coche sorprendentemente divertido. Su embrague es largo y duro, su acelerador tiene una longitud generosa también y el freno, aunque tiene una primera parte sin mucho mordiente, luego presenta un tramo muy rígido que te exige frenar con ganas, sabiendo eso sí en todo momento lo que estás frenando. Quizá el único punto mejorable, aunque sea ya hilando MUY fino en un coche prácticamente perfecto, serían los recorridos de la palanca de cambios. La palanca es larga y se siente firme y robusta pero para los estándares actuales sus movimientos se hacen largos y su tacto podría ser más mecánico.

En cuanto al sonido, el motor tiene la típica nota descompensada de los motores de cilindros opuestos acompañada por un perceptible silbido proveniente de la admisión, cambiando su registro al superar las 4.000rpm volviéndose claramente más cabreado y metálico. Por su parte el escape tiene un sonido tirando a bronco sin llegar a ser molesto, algo que se podía mejorar ligeramente instalando el escape deportivo que la marca ofrecía en el momento pero que no veo necesario para disfrutar de este coche. Se nota serio y un escape más “macarra” arruinaría la experiencia Porsche al volante pero me he quedado con ganas de saber si el deportivo de Porsche añadirá ese puntito de picante que no hace daño a nadie.

Pero he dejado lo mejor para el final porque si hay algo que diferencia a este roadster de todos los demás es su característico motor atmosférico M96.23 de 6 cilindros bóxer, 2.7 litros de cilindrada, inyección indirecta y admisión variable VarioCam fabricado íntegramente en aluminio (tapas de culata incluidas) y un comportamiento que pone en duda las cifras declaradas. Eroga 228CV a 6.300rpm y su par Máximo es de 260Nm a 4.700rpm pero se mueve como si tuviera 300CV y 300Nm de par. Su entrega es lineal y progresiva, con buenos bajos pero es entre las 4.000 el corte a unas 7.000rpm donde se encuentra cómodo de verdad, respondiendo a cada mínimo movimiento del pie derecho con muchísima energía.

Olvídate de las sensaciones que pueden darte un SLK, un TT o un Z4. Esos coches son divertidos, son rápidos y quizá igual de efectivos pero el Boxster tiene un nivel de refinamiento dinámico tan alto al volante que convierte cada curva en un pasatiempo y te hace creer que es fácil ir rápido con él. Y en realidad lo es, lo que hay que tener son muy buenas manos para ir MUY rápido con él. A ritmo alegre el eje trasero no te dará ni un susto gracias a la impresionante motricidad que tiene y volarás despreocupadamente entre curva y curva con los pelos al aire, pero siempre te queda esa sensación de que todavía te queda mucho coche por descubrir.

Es de esos coches que imponen, que parece podrían admitir 100CV más sin problema sintiéndose más cómodos yendo rápido que lento y de los que te hacen pensar que no serás capaz ni de acercarte a sus límites. Con los Miatas, MR2 y compañía tienes la sensación de ir más rápido de lo que vas; con este Boxster sucede justo lo contrario y eso es realmente raro de ver en coches descapotables.

Paseo por dentro

Ya de vuelta a nuestro punto de partida de la ruta de hoy echo un vistazo a mi alrededor comprobando cómo el tiempo lo ha colocado en su lugar. Hace una década este interior sobrio lleno de botones físicos era criticado por verse soso y carente de personalidad. En pleno apogeo de las pantallitas hoy en día se ve antiguo y desfasado como para compartir siglo con coches que ya tienen más pantallas que pasajeros. Pero ha envejecido realmente bien, en especial esta unidad en negro más que las versiones en color crema que acusan mucho más el paso de los años.

Como con el exterior, en esta unidad todo parece nuevo. Las alfombrillas tienen pinta de haber sido cosidas la semana pasada, el cuero y la Alcántara de los asientos otro tanto y los cinturones en color amarillo te sacan una sonrisa nada más abrir la puerta del coche. El volante es también de cuero y agradezco que no tenga ningún botón pero es lo que hay detrás de este lo que más enamora del interior del Porsche Boxster de primera generación: el cuadro de instrumentos. Porsche diferenció claramente aquí a su abanderado 911 del Boxster instalando 5 relojes en el primero y sólo 3 en el segundo pero sus formas son las mismas mostrando la información importante como debería ser en todos los deportivos.

En el Porsche Boxster S las esferas tenían fondo blanco pero son mucho más elegantes estas en negro.

La esfera central muestra las revoluciones con una aguja pintada en el color rojo (habría sido un detalle interesante que fueran amarillas) y dispone de una pequeña pantalla en su parte inferior para mostrar datos de interés como la autonomía o el consumo medio. A su izquierda otra esfera aloja el sencillo velocímetro terminando en 250km/h (su punta es de 253km/h) y su izquierda el tercer reloj muestra la temperatura del agua y el nivel de depósito de combustible curiosamente por fracciones sin simplificar (0 , 2/4 y 4/4). Como curiosidad, las esferas están como flotando debajo de un tejadillo forrado asegurando una visibilidad excelente de las mismas

En general es un interior muy cómodo y asombrosamente espacioso, con unos asientos que recogen mucho mejor el cuerpo de lo que a primera vista parece en fotos, con una visibilidad sobresaliente que permite ver los pasos de rueda delanteros incluso con la banqueta sentada en su posición más baja y unos acabados con una calidad que los años han demostrado estar más que a la altura para tratarse del “Porsche barato”.

El maletero trasero es más que suficiente para 2 personas, teniendo otro pequeño compartimento bajo el capo delantero donde guardar otros bultos pequeños.

Conclusión:

Sin rodeos, sinceramente me arrepiento de no haber comprado un Porsche Boxster 986 en lugar de mi(s) (dos) BMW Z4 3.0 E85 por aquel entonces. En aquel momento no tenía el dinero para mantenerlo como se merece o hacer frente a reparaciones serias en un coche con motor central y el logo de Porsche en el capó pero tampoco encontré en ese momento una unidad igual de bien que esta.

Y es que es difícil dar con una unida en tan buen estado como este coche especialmente en este modelo que se ha llegado a cotizar por debajo de los 10.000€. Esto siempre abre su compra a propietarios sin los recursos necesarios para realizar bien los caros mantenimientos de la manera que estos coches exigen, utilizando normalmente consumibles de peor calidad, cambiando mucho de manos y haciendo realmente difícil seguir el rastro de qué se le ha hecho y qué no al coche. 

El famoso rodamiento IMS en esta unidad fue cambiado en un taller de renombrada reputación y toda la mecánica ha sido revisada minuciosamente dejando como resultado un coche de esos que da gusto mirar y más todavía probar. De los que no quieres devolver y de los que nada más llegar a casa te urgen a abrir tus aplicaciones de coches de segunda mano para ver cuánto cuestan y si podrías hacerte con uno.

No he probado aún el Porsche Boxster S 986 (queda pendiente) pero, igual que me pasó con el Mercedes-Benz SLK280 es un coche que cumple más que de sobra con mis gustos y necesidades como coche divertido de capricho que además puede utilizarse a diario gracias a su comodidad y refinamiento. 

Quizá consume mucho para esto último (9,6l/100km marca el cuadro) pero considerando su cilindrada, su potencia y sobre todo lo divertido y efectivo que es, te aseguro que -como su dueño- no mirarás el consumo más que dos o tres veces al año y posiblemente por error.

Este Porsche Boxster es ingeniería en estado puro. Es Porsche siendo Porsche. Y a mi, me ha dejado enamorado.

Gracias José María (una vez más) por cuidar así de bien de joyas como esta.